Letras

Cinco fragmentos de cuentos de Jorge Luis Borges

El escritor argentino falleció el 14 de junio de 1986

Foto: Archivo
14/06/2017 |11:44Redacción |
Redacción El Universal
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El escritor falleció el 14 de junio de 1986 y con su partida se fue una de las plumas más importantes de la literatura del siglo XX. Muestra de ello es que recibió reconocimientos como el Premio Mundial de Fantasía, la Orden de las Artes y las Letras, el Premio Formentos de las Letras, Premio Internacional Alfonso Reyes, el Premio Miguel de Cervantes y durante 30 años fue candidato a ganar el Nobel de Literatura.

El Aleph 

y Ficciones fueron algunos de los libros donde publicó sus cuentos que abordan temas como la muerte, la inmortalidad y también aparecen las imágenes de los laberintos. A continuación compartimos cinco fragmentos de algunos de sus relatos.

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"Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo".

"El laberinto de Asterión".

"Otálora comprende, antes de morir, que desde el principio lo han traicionado, que ha sido condenado a muerte, que le han permitido el amor, el mando y el triunfo, porque ya lo daban por muerto, porque para Bandeira ya estaba muerto".

"El Muerto".

"Algunos temerarios durmieron con la cara expuesta a la luna; la fiebre los ardió; en el agua depravada de las cisternas otros bebieron la locura y la muerte".

"El Inmortal".

"Soy un hombre cobarde. Ahora lo digo, ahora que he llevado a término un plan que nadie no calificará de arriesgado. Yo sé que fue terrible su ejecución. No lo hice por Alemania, no. Nada me importa un país bárbaro, que me ha obligado a la abyección de ser un espía.

"El jardín de senderos que se bifurcan".

La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita.

"El Aleph".

nrv