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Natalia Toledo (Juchitán, Oaxaca, l967), poeta bilingüe que habla, piensa, siente y escribe en zapoteco y español, que combina su trabajo literario con la gestación y difusión de la cocina del Istmo de Tehuantepec, el diseño de textiles finos y la joyería, aseguró que Juan Rulfo no sólo es un poeta más, sino “el gran poeta”.
Entrevistada por Notimex a propósito del centenario del natalicio del narrador, fotógrafo y guionista mexicano Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, conocido ampliamente en casi todo el mundo simplemente como Juan Rulfo (16 de mayo de 1917-7 de enero de 1986), autor inscrito en la reputada Generación del 52, Toledo externó su sentir por la efeméride.
“Rulfo es un narrador con una carga poética, una belleza y una economía de palabras que a mí me ha regalado muchos momentos de asombro y de respiro. Cuando comencé a leer su obra, me preguntaba cómo puede existir alguien que inventa su propio lenguaje, y pasé días, semanas y meses enteros revisitando sus obras; como escritora, me da gran envidia”.
Recordó que la fama internacional de Juan Rulfo descansa básicamente en dos libros, El Llano en llamas, compuesto por 17 relatos cortos, publicado en 1953, y la novela Pedro Páramo, lanzada al mercado en 1955, obra literaria que le granjeó la valiosa Beca Guggenheim en Artes, en 1968, y el Premio Príncipe de Asturias de Literatura en 1983.
Destacó que esas cualidades nacieron y estuvieron siempre con él, desde su construcción hasta su consolidación como escritor, y “aunque es cierto que mucho de lo que menciona en sus obras proviene de la tradición oral de los pueblos originarios y rurales de México, la forma como lo dice hace que ese pilar llamado Juan Rulfo sea respetado en el mundo”.
Egresada de la escuela de la Sociedad General de Escritores Mexicanos (Sogem), la entrevistada ha participado en distintos talleres y cursos nacionales, como el “Taller magistral de poesía”, impartido por la maestra Elsa Cross y “Ruptura en el Arte”, que la doctora Teresa del Conde dictó en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México.
Interrogada sobre su primer acercamiento a Rulfo, Natalia Toledo exclamó al momento y sin pensarlo: "Luvina", un cuento erudito breve, de pocas páginas, que narra la vida de un profesor retirado, quien ha viajado por diversas ciudades y quien tiene su casa en Luvina. En el cuento, parte de El Llano en llamas, Luvina se convierte en otro personaje más.
Finalmente, la ganadora del Premio Nacional de literatura Nezahualcóyotl, por su libro de poesía Olivo Negro y de una beca del Fondo Nacional para las Cultura y las Artes (Fonca) en 1994, 2001 y 2004, destacó que Rulfo es uno de los autores en lengua española más traducidos, con cientos de ediciones de sus dos obras emblemáticas en todo el mundo.
nrv