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La literatura y la música fueron las artes a las que Sergio González Rodríguez siempre se volcó con pasión. Fue integrante del grupo de rock Enigma y escribió cerca de una veintena de libros, entre ensayo, novela y crónica; sin embargo, siempre tuvo un interés principal por la violencia. Sergio, el escritor, ensayista y crítico literario, que fue el primero en adentrarse con profundidad y sin miedo a los feminicidios de Ciudad Juárez, falleció ayer a los 67 años, víctima de un infarto.

Los restos del también periodista, editor, profesor y guionista de documentales que estudió letras modernas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y periodismo en la Escuela Carlos Septién García fueron velados desde ayer en una funeraria de Félix Cuevas, a donde llegaron sus amigos y colegas a darle el último adiós.

La secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, al llegar a la funeraria dijo que propondrá a la familia un homenaje. Calificó a González Rodríguez como un ensayista notable y hombre crítico de su tiempo. “Nos quedará su obra y siempre su inteligencia. México lo va a extrañar, lo va a extrañar el periodismo y la cultura de este país”.

Entre otros amigos que acudieron a despedirlo estuvo Pepe Gordon, quien lo situó al lado de Kapuscinski porque “Sergio supo ejerció el periodismo desde el registro de la intimidad y la gramática interior”; Julio Trujillo destacó que González Rodríguez era una especie de brújula, “nos quedamos huérfanos de ese norte”.

También acudieron otras personalidades como Emiliano Monge, Brenda Lozano, Rafael Aviña, Jorge Sánchez, Mauricio Montiel Figueiras, Bernardo Esquinca y Juan Villoro.

González Rodríguez, quien escribía en Reforma, nació en la Ciudad de México, en 1950; ganó premios en México y España; fue becario de la Fundación Rockefeller y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Al ensayista le preocupó tanto la violencia que se ocupó de ella. Abordó el fenómeno de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez en Huesos en el desierto; habló de los usos rituales de la violencia por parte de grupos criminales en El hombres sin cabeza; planteó la imposición de la vigilancia militar con el pretexto del combate contra el terrorismo en Campo de guerra (Premio Anagrama de Ensayo 2014); e indagó en una de las barbaries de los últimos tiempos en Los 43 de Iguala.

El crítico literario Christopher Domínguez Michael señaló que la muerte de González Rodríguez lo toca muy de cerca porque por más de 20 años trabajaron juntos haciendo “El Ángel”, de Reforma. “No sólo fuimos amigos sino colegas muy cercanos, lo conozco como lector y también como editor y en ambos casos fue una presencia muy importante en los últimos años del siglo XX y los primeros de nuestro siglo, tanto como intérprete de la cultura contemporánea como un hombre que se metió a fondo en el estudio de las raíces de la violencia mexicana desde las muertas de Juárez hasta lo de Ayotzinapa. Era un hombre muy compungido por la violencia que nos azota y pues muy valiente al enfrentarla con las armas más refinadas del intelecto”.

Pese a la tristeza por su muerte, el colaborador de EL UNIVERSAL sonrío al recordar la tradicional lista de fin de año que hacía González Rodríguez para evaluar la literatura mexicana. “Yo le decía que esa lista no la hiciera porque es lo contrario de lo que yo entiendo por crítica, pero Sergio era un hombre que se divertía mucho haciendo maldades, tenía este lado lúdico, y a él le divertía mucho hacer esta lista y el morbo que desataba. En este momento muy triste para mí es bueno recordar lo divertido que para él era hacer eso. Cómo me empezaba a hablar meses antes para decirme cuál iba a ser el libro peor y me decía: ‘No, ya ganó la novela de perenganita’: Para él era un ejercicio crítico desde luego, pero también algo de humor negro en la cultura”.

Juan Villoro aseguró que González Rodríguez fue un amigo entrañable y un escritor muy completo. “Destacó mucho como periodista, ensayista y novelista. Se ocupó particularmente de temas políticos y su relación con la cultura, fue asesor de Roberto Bolaño en su novela monumental 2666, y dejó libros invaluables como Campo de guerra, El centauro en el paisaje y muchos otros donde intentó entender nuestra realidad de otra manera”.

Dijo que Sergio fue objeto de acoso y violencia, sobre todo cuando se interesó —y fue pionero en ello— en las muertas de Ciudad Juárez. “Fue un ejemplo de periodismo y nos va a hacer mucha falta. Yo en lo personal como amigo siento una orfandad terrible”.

Comentó que Sergio le acababa de mandar un correo electrónico comentándole sus planes de colaboraciones y de un viaje que probablemente iban a hacer juntos. Recordó el libro La ira de México, en el que colaboraron.

Varias personalidades lamentaron la muerte del autor en redes sociales. El Instituto Nacional de Bellas Artes externó su pesar, al igual que la Coordinación Nacional de Literatura y Cultura de la UNAM.

El historiador Enrique Krauze escribió: “@Letras_Libres lamenta la muerte de Sergio González Rodríguez, uno de los periodistas literarios más informados y valientes de México”. El escritor Mauricio Montiel Figueiras escribió: “No tengo palabras para describir el dolor que me causa la pérdida de Sergio González Rodríguez. Mi mentor, mi amigo, mi hermano mayor”.

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