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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
La literatura y México han sido las dos obsesiones en la vida de Héctor Aguilar Camín. Esas obsesiones las ha conjugado en sus novelas y desde luego en sus libros de ensayo, en sus trabajos periodísticos y en sus proyectos editoriales. Es un escritor crítico, tan crítico que el lunes, al recibir la Medalla Bellas Artes, acusó ser parte de una generación que soñó pero no ha logrado nada por México.
“Estamos lejos de ser el país próspero, equitativo y democrático que se propuso construir mi generación. Hemos corrompido nuestra democracia, hemos destruido nuestra seguridad, hemos achatado, precarizado nuestra economía y nuestros salarios, hemos profundizado nuestra desigualdad”, señaló categórico el intelectual mexicano.
La noche del lunes, acompañado de Rafael Pérez Gay y de su hermano Luis Miguel Aguilar, el autor de La guerra de Galio y Morir en el Golfo aseguró que la historia de las equivocaciones colectivas es notoriamente más populosa que la de los aciertos.
“Hemos soñado de más y conseguido de menos. México será algún día un gran país, un país moderno y hospitalario para la mayoría absoluta de sus hijos, pero no lo será por aciertos que se hayan cometido en el curso de mi generación, no al menos por una historia de aciertos sostenidos. Hemos intentado todas las fórmulas probadas en otros países para dejar atrás el subdesarrollo, como se decía en mis tiempos, y las hemos vuelto insustanciales, insuficientes, ineficientes, cuando no parodias perniciosas llenas de resultados contrarios a los buscados”, afirmó.
Durante su discurso, Aguilar Camín habló de su pasión por la literatura, a la que entró muy joven para contar la historia de su casa, una decisión que, dijo, no fue artística sino una necesidad melancólica. Dijo además que la historia de su casa tiene el resplandor de una pérdida y que él ha tratado de recobrarla de diferente manera en cada uno de sus libros. “Sin la literatura, sin las obras que he podido escribir, mi vida sería infinitamente más pobre de lo que es y más ignorante de sí misma”.
Luego de que Lidia Camacho, directora del INBA, le entregará la Medalla Bellas Artes y destacará “su sorprendente capacidad para atender ese puente de ideas entre el pasado y la realidad” y “para tratar de encontrar la brújula del futuro”, Héctor Aguilar Camín dijo que la responsabilidad mayor de lograr un México mejor es desde luego de los gobiernos, pero también de su oposición y “de sus malos hábitos y las pobres convicciones de la sociedad, de la baja calidad de sus medios, de sus empresas, de sus iglesias, de sus intelectuales, de su clase dirigente”, señaló el director de la revista Nexos.
Indicó además que el país que su generación heredará es inferior al que pudo construir equivocándose menos. “Podría parafrasear a Cosío Villegas y decir que todos en mi generación, sin excepción alguna, hemos estado por debajo de las oportunidades que la historia nos brindó, y más por debajo aún de lo que nos propusimos y logramos. Hemos sido inferiores a lo que soñamos”.
En la ceremonia donde lo acompañó su esposa, la escritora Ángeles Mastretta, su hermano, el poeta Luis Miguel Aguilar, habló de doña Emma, su madre, en la que siempre pensó Héctor al escribir; por su parte, Rafael Pérez Gay celebró su calidad literaria y esa gran virtud de inventar un nuevo género que mezcla historia e imaginación.