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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
“Pacheco apostó por un punto de vista a medio camino entre la crónica y el ensayo”, señaló el escritor Juan Villoro al hablar de la faceta periodística del poeta y narrador José Emilio Pacheco seleccionada y reunida en tres tomos publicados por Era bajo el título “Inventario”, un ejercicio individual que se convirtió en un sueño colectivo acariciado por muchos que esperaban esta publicación que ya consideran “La Biblia del periodismo cultural mexicano”.
La columna que José Emilio publicó durante casi 40 años, desde 1976 hasta su muerte, en enero de 2014, ve la luz y se convierte en un texto imprescindible para Juan Villoro, Eduardo Antonio Parra, Marcelo Uribe y José Ramón Ruisánchez, quienes la noche del sábado presentaron, por vez primera la edición que tendrá un costo de mil 500 pesos. La presentación tuvo lugar en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey).
Villoro aseguró que para Alfonso Reyes, el ensayista practica un género que es el centauro de los géneros, que es un comentarista que relata, que piensa al cabalgar. Pero Pacheco, djo, en sus “inventarios” amplió esos atributos.
“Pacheco opera en un espacio restringido pero curiosamente estas exigencias fomentan su creatividad. Si el poeta debe liberarse entre las 14 rejas de un soneto y atender a la métrica y a la rima, el periodista debe de cumplir con un riguroso número de caracteres y satisfacer requisitos de interrogatorio judicial, quién, qué, cómo cuando dónde. El autor de ‘Inventario’ fue ensayista desde el periodismo, lo cual equivale a decir que logró que la erudición pactara con los favores de la claridad y los imperativos del ahora”, dijo Villoro.
Ante Cristina Pacheco y Laura Emilia Pacheco, viuda e hija de José Emilio, Juan Villoro aseguró que Pacheco “fue un proselitista discreto, sin exhibirse a sí mismo exhibía sus convicciones, se borraba como autor, para fortalecerse como narrador, no quiso recopilar en vida sus inventarios aunque recibió infinidad de solicitudes”.
Villoro celebró los “inventarios” y los situó en el contexto del periodismo de la época, en un ámbito donde, dijo, los colaboradores de la prensa adquirían importancia, José Emilio se presentaba como un testigo que rehuía el primer plano, firmaba con sus iniciales, JEP, y dosificaba sus opiniones para realzar las de los otros. Dijo que en “Inventario” Pacheco rara vez se usa la primera persona y suprimió los alardes estilísticos a favor de la eficacia narrativa. “si para Ortega la claridad es la cortesía del filósofo, para Pacheco es la obligación del cronista”.
Eduardo Antonio Parra, quien hizo la selección de los mejores “inventarios” de entre los cerca de mil que escribió Pacheco, dijo que estos tres tomos resumen un sueño colectivo que todo mundo esperaba. “Decían: ‘cuando se publiquen los inventarios de José Emilio Pacheco, va a ser La Biblia del periodismo cultural en este país, va a ser el libro de cabecera para todos los que quieren escribir periodismo, para todos los que son escritores”.
Terquedad más que optimismo. Al recibir el Premio Excelencia a las Letras “José Emilio Pacheco” 2017 durante la inauguración de la FLEY, la escritora Cristina Riera Garza, exigió: “No seamos optimistas, en realidad hay pocas razones para ello, pero por favor, no dejemos nunca de ser tercos”.
Dijo que “ante esta aplastante acumulación de saña, ante la excavación feroz, continua, mortífera en nuestros cuerpos y en nuestras almas quedan las fuerzas menores, menores pero insidiosas, menores pero punzantes, menores pero regadas en cada viruta de polvo que vaga por el cosmos que hace posible esa pregunta, esas preguntas”.
En el arranque de la feria que concluirá el 19 de marzo, Rivera Garza afirmó que tenemos que insistir y nunca quitar el dedo del renglón ante la situación actual que vive México y ella lo ha hecho desde su literatura, esa escritura que se sitúa siempre entre fronteras.
“Dicen que es el momento de salir a la calle, pero nosotros siempre hemos estado en la calle, esta escritura que no oculta su deuda con otros, esta escritura que es la deuda con otros, vive afuera, a veces aterida, a veces nuevamente cobijada por extraños. No hay contradicción alguna entre ese continuo y necesario salir a la calle y ese entrar en el proceso de la escritura”, añadió Rivera Garza.