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Los libros de temas ligeros están quedando para otro momento. En el 2017, la onda son los libros de ficción con visiones apocalípticas de la sociedad.
Al menos en Estados Unidos, donde clásicos sombríos que presentan sociedades que han tomado un rumbo tenebroso treparon a la cima de las listas de best-sellers como la de Amazon en los últimos meses, incluidos 1984, de George Orwell, y El cuento de la criada, de Margaret Atwood, haciendo que los editores publiquen nuevas ediciones décadas después de que estos libros fueron publicados por primera vez.
Un mundo feliz, de Aldous Huxley, Eso no puede pasar aquí, de Sinclair Lewis, y Farenheit 451, de Ray Bradbury, también están siendo reeditados.
Incluso libros de no ficción como Los orígenes del totalitarismo de Hannah Ardent, de 1951, también están generando un renovado interés.
Componentes básicos de los cursos de literatura inglesa, las obras distópicas, sobre sociedades indeseables, inhumanas, están conquistando nuevos lectores. Grupos teatrales montan versiones de ese tipo de obras. Los cursos universitarios sobre literatura distópica tienen súbitamente largas listas de espera para inscribirse.
El renovado interés coincide con la elección de Donald Trump como presidente, según editores y académicos.
"Sin duda que la elección incidió", afirmó LuAnn Walther, directora editorial de la división de libros de bolsillo de Knopf.
"La gente no sabe lo que va a pasar y creo que estos libros que avizoran el futuro ayudan a quienes quieren estar preparados para lo que se pueda venir".
Bajo el espíritu de Orwell
Las ventas de una edición de 1984 subieron un 10 mil % desde enero, en que la asesora de Trump Kellyanne Conway justificó afirmaciones incorrectas diciendo que eran "hechos alternativos" durante una entrevista televisiva. Esa expresión fue comparada de inmediato con el tipo de manipulación gubernamental sobre la que escribió Orwell hace casi 70 años.
"Es algo típicamente orwelliano, la verdad es algo variable que puede ser cambiado, hay visiones alternativas de los hechos", comentó Peter Stansky, biógrafo de Orwell y profesor emérito de historia de la Stanford University. "Trump ha hecho que aumente mucho el interés".
Hay quienes dicen que la visión de Trump sobre la inmigración y los medios de prensa, si bien no es única, encajaría perfectamente en la trama de un relato distópico. En los cursos universitarios de trabajos distópicos, los estudiantes se muestran interesados en buscar sus propios paralelos. Decenas de salas de cine transmitirán la versión cinematográfica de 1984 en abril en protesta por muchas de las políticas de Trump.
"La descripción orwelliana de un gobierno que genera sus propios hechos, exige una obediencia total y demoniza a los enemigos extranjeros nunca fue más oportuna", manifestó en un comunicado la agrupación United State of Cinema (Estado Unido del Cine), que organiza la protesta.
Este tipo de actitudes no es nada nuevo en la política estadounidense. Los detractores del ex presidente Barack Obama lo compararon con el Gran Hermano de 1984 cuando salió a la luz un vasto programa de vigilancia del gobierno. Las ventas del libro aumentaron también en esa ocasión.
Algunos académicos opinan que la comparación con Trump no se justifica.
"A simple vista, no hay absolutamente ningún paralelo", afirmó Robert Colls, profesor de historia cultural de la De Montfort University de Gran Bretaña, autor de un libro sobre Orwell. "Trump fue elegido y, hasta donde yo sé, no se deshizo de nadie ni mató a nadie".
Quentin Kopp, líder de la organización sin fines de lucro Orwell Society, dijo que puede haber muchas similitudes, pero que "es fácil exagerar los paralelos o cavar demasiado hondo".
Algunos expertos creen que los lectores a menudo acuden a los trabajos distópicos durante períodos de grandes cambios, en la esperanza de descubrir cómo evitar los mundos de pesadilla que allí se describe.
"Hay un cierto elemento de activismo, se defienden de lo que puede llegar a suceder", dijo Therese Cox, quien dicta un curso sobre ficción distópica en la Columbia University de Nueva York.
Otros opinan que nuevas adaptaciones de trabajos clásicos reviven el interés en esas obras. Hulu lanzó una versión para televisión de El cuento de la camarera en abril, sobre una mujer de Nueva Inglaterra bajo un régimen religioso opresivo. En junio se estrena en Broadway una producción teatral británica de 1984.
John Morillo, quien dicta un curso de distopias en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, dice que al lector siempre le ha gustado la ficción distópica porque le permite experimentar algo horrible sin estar expuesta a peligros reales. Pero ahora ve otro beneficio: sirven como un recordatorio del mundo de hoy.
"Puede dar a entender que, al final de cuentas, no estamos tan mal", señaló. "Pueden cerrar el libro y decir 'hay esperanza en el futuro'''.
sc