La cancelación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) sería una oportunidad para que la sociedad mexicana se planteara un nuevo modelo de desarrollo y de inserción en la economía global, de acuerdo con economistas de la UNAM.

En la mesa redonda, “La economía mexicana ante el discurso de Donald Trump”, realizada en el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), Ariel Noyola, integrante del Centro de Investigación sobre la Globalización, consideró que, a partir de las declaraciones del nuevo presidente de Estados Unidos, no hay posibilidad de que se renegocie el TLCAN. Y añadió:

“Mientras 5% de la exportaciones de Estados Unidos llegan a México, 80% de las nuestras se van a Estados Unidos, a pesar de que tenemos más de 40 acuerdos de libre comercio con otros países. Entonces, pensar que podemos diversificar nuestro comercio exterior en un lapso de tres a seis meses, como se ha venido planteando, me parece ingenuo.”

En cuanto a la propuesta de voltear hacia el mercado interno, Noyola afirmó que también es inviable porque el patrón de acumulación de la riqueza que ha imperado en el país desde los años 80 se sustenta en dos acciones: mantener los salarios bajos y otorgar regulaciones laxas al capital trasnacional.

“Ahí está, como ejemplo, la privatización del petróleo. En diciembre pasado, el gobierno de México entregó los bloques estratégicos de aguas profundas del golfo de México. Así, literalmente se quedó sin combustible para negociar frente a Trump. Por eso tenemos que organizarnos como sociedad y construir propuestas viables.”

Por su parte, Arturo Ortiz, investigador del IIEc, mostró su preocupación por lo que llamó la “enorme amnesia” que se padece en México en relación con los orígenes y efectos del TLCAN.

“Se olvida que el TLCAN se negoció por la presión estadounidense desatada después del ingreso de México en el GATT y que dicho tratado se promovió aquí en contra de la opinión pública; se olvida que innumerables voces predijeron que arruinaría el campo, como ocurrió, y que muchos pequeños y medianos empresarios tuvieron que asociarse desfavorablemente a las grandes empresas trasnacionales; y se olvida también que hay un sistema de subsidios para estas empresas, por lo cual no pagan el IVA en sus importaciones ni en sus exportaciones.”

Esta amnesia, a decir del investigador, hace que mucha gente piense que, si el TLCAN se cancela, todo se va a perder.

“Al contrario, con la cancelación del TLCAN ya no habría necesidad de decirles a las empresas trasnacionales que entren en el país con la libertad absoluta de arrasar el medio ambiente, llevarse toda el agua, pagar bajos salarios...”

Finalmente, Emilio Romero, también investigador del IIEc, aseguró que estamos ante un ascenso del neoproteccionismo global y que este fenómeno no se da exclusivamente en Estados Unidos, sino en medio mundo, en un contexto de emergencia, populismos, extrema derecha, nacionalismos y regionalismos.

“La clase dirigente del país, que está enganchada al cabús del tren de la globalización –en nuestro caso, el TLCAN– no alcanza a captar esto. Pero ya podemos despedirnos de él. Esta nueva situación ha creado un escenario en el que debemos replantear nuestro modelo de desarrollo.”

Asimismo, subrayó que, aun antes de que Trump ganara las elecciones, el panorama que enfrentaba México era incierto.

“Estamos ante el fracaso del capitalismo asociado a la globalización que los gobiernos mexicanos han promovido desde los años 80. Es decir, ya antes de Trump teníamos muchos problemas (desempleo, desigualdad económica, violencia) que vaticinaban cambios bruscos en el modelo de desarrollo o inminentes desastres en los ámbitos económico, financiero, social y político.”

Por lo que se refiere a la necesidad de revisar los términos en que se negoció el TLCAN, no es nueva, en opinión del investigador.

“Desde el momento en que Salinas de Gortari y Bush dieron inicio a las negociaciones, se alertó del grave riesgo que entrañaba para nuestro país un tratado de libre comercio que entregaba los recursos naturales, la infraestructura y los sectores productivos a las grandes empresas trasnacionales. Sin embargo, la necesidad de revisar el TLCAN fue frenada por los intereses de las grandes corporaciones trasnacionales y de los grupos de poder en México.”

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