Con un refinado sentido del humor y el aplomo que le da la aceptación de sí mismo y el reconocimiento internacional el escritor mexicano Mario Bellatin afirmó que perdió el sentido de la seriedad, llenó un vacío corporal con arte en lugar de ortopedia y "estoy curado".

Invitado por el Instituto para el Intercambio Creativo (ICE, por sus siglas en inglés) el escritor, hijo de padres peruanos y quien nació sólo con un brazo afectado por la Talidomida, vino a Toronto a coordinar el taller "Arte y Ortopedia" con un grupo de 15 creadores y con la colaboración de otros artistas mexicanos.

En entrevista, el autor de Salón de belleza y El jardín de la señora Murakami señaló que "lo único irrepetible es el valor del arte".

Bellatin es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del FONCA y fundador de la Escuela Dinámica de Escritores en la Ciudad de México. Además de su trabajo literario, traducido a varios idiomas, se desempeñó como curador invitado en la reciente exposición internacional Documenta en Kassel, Alemania.

Su infancia estuvo marcada por la imposición de una prótesis sujeta a su antebrazo derecho. Tras varios años de aceptación, incomodidades, dependencia y rechazo logró desprenderse de ella y la arrojó al río Ganges en la ciudad sagrada de Varanasi, en la India.

"Al presenciar los rituales para arrojar a los muertos al río, cubierto de ese olor a carne humana incinerada, que me provocó un hambre culposa y vergonzante, me dije: ¡es ahora o nunca!, me quité la prótesis y la arrojé al río", narró el autor en un tono irónico.

Después vino la rebeldía. Sus amigos artistas le diseñaron prótesis provocativas, como una que asemejaba un miembro masculino de gran tamaño, el mismo que le puso en la cara al cantante estadunidense Marilyn Manson, durante un concierto en Los Angeles, y el mismo que retó al imaginario colectivo de libertinaje brasileño.

En una edición de la Feria Internacional del Libro de Paraty, Brasil, Bellatin mostró su poderoso brazo de acero, mismo que trató de cubrir la transmisión televisiva del evento, pero que motivó una caricatura erótica en el Playboy de Brasil.

A medida que perdió la seriedad respecto a su condición física y a su prótesis, fue abandonando la colección de más de 15 brazos ortopédicos, incluso uno con el tema de "Barbie".

"Perdí el sentido de seriedad, dejé de lado la formalidad de la ortopedia, todo se volvió lúdico, irónico rebelde. Logré llegar gracias al arte al estado que fui siempre, un hombre con un brazo, no necesito más".

Bellatin, quien recibió el Premio Xavier Villaurrutia por su novela Flores (2000), aseguró que "los perfectos son iguales, y que los imperfectos tienen una perfección única".

En el taller, que comenzó hoy en Toronto y que se prolongará en forma intensiva hasta el domingo, el escritor hará que converjan diferentes disciplinas artísticas para llevarse de esta ciudad multicultural una "maqueta de libro" sobre el tema arte y ortopedia.

Con la experiencia de la Escuela Dinámica de Escritores, que coordinó durante una década y en donde los alumnos aprendían a "escribir sin escribir", Bellatin trabajará con estos creadores de México, Estados Unidos y Canadá combinando diferentes disciplinas artísticas para que cada uno se enriquezca del talento del otro.

En este proyecto han participado artistas mexicanos, como las fotógrafas Graciela Iturbide, Ximena Berecochea, Laura Barrón y Pedro Meyer, así como el cineasta Nicolás Pereda, entre otros.

Mario Bellatin, quien lanzará en abril su nueva novela Etchepare, sobre un manicomio de Montevideo, dará este mes dos conferencias en las Universidades de Montreal y Toronto sobre el tema "Escribir sin escribir".

Al respecto, dijo que "no se puede enseñar a escribir, sino acompañar a quien ya escribe".

sc

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses