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Los milenarios mandalas, representaciones simbólicas espirituales y rituales usadas en el budismo e hinduismo, son hoy también un fenómeno en las librerías gracias a obras que recogen sus hermosas figuras e invitan a pintarlos.
"Todo mandala tiene de alguna manera un propósito de energía, y hoy se utiliza incluso contra el estrés, para la salud y para la concentración", explica María Elena Cardoso, gerente comercial de V&R Editoras.
La palabra mandala proviene del sánscrito y podría traducirse como "círculo sagrado", un arte milenario muy popular en la India, el Nepal y el Tíbet.
"Son un ofrecimiento dentro de lo que es la escuela hindú, es el ofrecimiento sobre favores, iluminaciones de energía. Y se hacía en la arena o con piedras", ejemplifica Cardoso, cuya editorial tiene unos 80 títulos de este tipo.
En los últimos seis años, explica, los mandalas se pusieron de moda en América Latina, saliendo de Argentina, de donde es esta editorial, hacia el resto de países.
Esta tradición milenaria, dice, se entiende como un modo de relajación y en sus volúmenes dejan estos caprichosos símbolos en blanco para que puedan ser pintados.
"Tenemos muchos autores que desarrollan mandalas. Y manejamos distintas variedades, desde el mandala tradicional hasta el que llamamos arte para colorear", añade Cardoso.
En su estand de la 30 Feria Internacional del Libros (FIL) de Guadalajara, en el oeste mexicano, los libros de mandalas y derivados ocupan un puesto importante.
Incluso hay una gigante readaptación de un mandala -un dibujo mexicano de calaveras y flores- colocado en una de las paredes del expositor y que los visitantes se han dedicado colorear estos días de feria, hasta que no ha quedado prácticamente un ápice en blanco.
Con 18 años, Sara Acosta acaba de descubrir este nueva modalidad de entretenimiento en otro de los estands de este certamen, la más grande del mundo en letras hispanas.
"Ayudan a relajar, a liberar todo este estrés que tienes", señala la joven, que junto a dos compañeras está coloreando desde hace varios minutos y completamente absorbida un póster puesto para el público.
Sergio Reyes, representante de las editoriales españolas Norma y Gustavo Gili, está última con varias colecciones de libros para pintar, dice que "en México (el fenómeno) tiene dos años cuando mucho, e incluso en las escuelas de artes ya están pidiendo los libros para desarrollar esta tipo de actividad motriz".
"Son como los mandalas, te motivan a colorear, a tener un gusto por el arte, la pintura y los colores a través de distintos bocetos", señala.
En su tienda existen bonitos cuadernos como El jardín secreto o Cuatro estaciones, y otras tan originales como Doodle Invasion.
En su colección hay entre 20 y 25 títulos de "diferentes tamaños", desde postales hasta unos con un papel más grueso que permiten que, una vez pintados, sean mucho más fáciles de enmarcar y colgar.
El tipo de pintura que se utiliza es un tanto indiferente, muchos la prefieren a base de agua, como las acuarelas, pero otros usan lápices de colores o rotuladores.
"Hay gente que ya es profesional en esto. Es gente que compra cajas de colores muy caras, y a quienes les queda el mandala muy fino", apunta Cardoso.
Bajo esta perspectiva nace la nueva moda de los mandalas y libros que, tomando su esencia, buscan entretener a jóvenes y adultos con el "pinta y colorea" de toda la vida, que antes se reservaba a niños para que aprendieran a no salirse de la raya.
Los precios de estos libros oscilan entre los 45 pesos (2,2 dólares) y los 300 pesos (14,5 dólares), y la prueba de su éxito radica en que hay hasta una versión dedicada a Harry Potter, y las criaturas fantásticas que anidan en la saga.
nrv