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Una historia de amor que se desarrolla a través de la correspondencia entre Amado Nervo y su hijastra Margarita es narrada en La última luna. El amor secreto de Amado Nervo, libro escrito por Guadalupe Loaeza y Pavel Granados, presentado anoche en esta ciudad.
Antes de su participación, Loaeza pidió al público un aplauso en homenaje al secretario de Cultura federal, Rafael Tovar y de Teresa, fallecido hace unos días, recordó que entrando al Palacio de Bellas Artes y subir por las escaleras la imagen de él “me vino de golpe y me dije, a este palacio le dedicó él tanto desde que era niño”.
Al entrar en detalle con el libro, recordó que se sabe que en uno de los viajes de Amado Nervo como corresponsal de un periódico a París, Francia, en 1901, donde cubriría las crónicas de la feria internacional, conoció a la joven Ana Cecilia Dailliez.
En ese tiempo, abundó Loaeza, Nervo y Rubén Darío se hicieron muy buenos amigos de un señor que tenía una librería, donde abordaban temas como la vida después de la muerte y descubrieron que Ana Cecilia Dailliez era hija de este librero.
“Se enamoran Ana Cecilia y Amado Nervo y empiezan una relación íntima, sentimental, se van a vivir juntos y a lo largo de 10 años, pero era un amor clandestino, porque nadie sabía nada acerca de Ana Cecilia”, subrayó.
Ella era madre de una pequeña llamada Margarita, de quien el poeta se hizo cargo después de que Ana falleciera, 10 años después de iniciar su relación. Mientras vivieron en Madrid, en 1915, la niña Margarita se convirtió en una bella joven, de cuyos encantos Amado Nervo comenzó a enamorarse.
Para Granados, es un tema que se había tratado con cierto pudor y ellos consideraron que era tiempo de verlo con otros ojos, con más naturalidad, “sin tantos prejuicios, porque creo que también fueron víctimas de los prejuicios Amado y Margarita. Había que verlos con otra mirada, quitando esos reproches morales”.
Se sabe que Nervo trajo a Margarita a vivir con sus hermanas a México, en la colonia Santa María la Ribera, mientras él tuvo que ir a vivir un tiempo a Argentina, enviado por el presidente Venustiano Carranza.
Mientras tanto, se mandaron infinidad de cartas. Existen las misivas que Nervo le escribió, pero las contestaciones de ella hacia el poeta más famoso de aquella época nunca han sido dadas a conocer, y en ese punto comenzó el trabajo de él y Loaeza, quienes rehicieron esta historia a partir de la ficción.
El volumen se llama La última luna..., debido a que parte de lo último que escribió Nervo entre 1918 y 1919; la última tanda de sus poemas, los de sus últimos días.
“Él falleció el 24 de mayo de 1919 en Montevideo, Uruguay, en un hotel que daba al Río de la Plata y antes de morir, pidió que subiera la servidumbre para que él pudiera darle las gracias a cada uno y dijo no puedo morir sin ver el Sol y pidió que abrieran las cortinas, se asomó y se despidió”, refirió.
Así que este libro es rendirle homenaje a Amado Nervo en la Sala Manuel M. Ponce, porque lleva mucho tiempo dormido, pasó la última vez por Avenida Juárez en 1919 cuando lo llevaban a enterrar al Panteón de Dolores.
“Creo que en los últimos años ha vuelto a despertar y este libro es una manifestación de que está de nuevo circulando porque Nervo, ciertamente, no es un autor que conozcamos por completo”, expresó Granados.
nrv