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cultura@eluniversal.com.mx
Madrid.— El novelista español Eduardo Mendoza ganó ayer el Premio Cervantes 2016, el más importantes de las letras españolas.
El premiado no fue Joan Manuel Serrat, como bromeaba Joaquín Sabina que debería hacer el jurado del Cervantes emulando a la Academia Sueca, que premió con el último Nobel al cantautor Bob Dylan. Mendoza (1943) es, a cambio, uno de los novelistas más populares de España, apreciado por su prosa irónica y tramas ágiles que homenajean a los géneros populares (novela negra, fantasía, ciencia ficción, humor...).
El ministro de Educación, Cultura y Deportes, Iñigo Méndez de Vigo, leyó en la sede de la Secretaría de Estado de Cultura el acta que daba cuenta de que, tras cuatro votaciones, le fue acordado el galardón (con 125 mil euros) al escritor de Barcelona.
El jurado destacó que Mendoza, “con la publicación en 1975 de La verdad sobre el caso Savolta inaugura una nueva etapa en la narrativa española en la que se devolvió al lector el goce por el relato y el interés por la historia que se cuenta, que ha mantenido a lo largo de su brillante carrera como novelista. Eduardo Mendoza, en la estela de la mejor tradición cervantina, posee una lengua literaria llena de sutilezas e ironía, algo que el gran público y la crítica siempre supieron reconocer, además de su extraordinaria proyección internacional”.
Mientras, en Londres, en una improvisada rueda de prensa en el Instituto Cervantes, el galardonado consideró “un final de trayecto feliz”, pero matizó que “eso no quiere decir que no vaya a hacer nada más”.
Señaló que ha vivido “50 años pensando que todas las esperanzas que se depositaron en mí iban a quedar frustradas pero ahora, al recibir este premio, veo que las cosas han salido más o menos bien”.
La verdad sobre el caso Savolta fue la primera novela de Mendoza, es uno de los hitos de la novela española. Vio la luz al fin de la dictadura de Francisco Franco, en un momento en que España se sacudía el anquilosamiento cultural y su producción literaria estaba muy retrasada con respecto a la iberoamericana, en pleno boom.
Para subrayar el entusiasmo que produjo la novela como una ventana a la modernidad, en el momento de su publicación Mendoza era un cosmopolita de 32 años que en NY como traductor de Naciones Unidas.
La novela es una intriga policiaca en la Barcelona de los años 20, con persecuciones entre pistoleros de la patronal y sindicalistas, una prosa sencilla y elegante y sentido del humor.
Esta receta lúdica y desacomplejada siguió dándole grandes resultados a Mendoza en La ciudad de los prodigios (1986), su otra gran novela. Como La verdad, es un gran collage en el que las subtramas van pintando el paisaje de la Barcelona de la primera mitad del siglo XX, una ciudad de tensiones sociales y aventuras.
Desde entonces, Mendoza se ha centrado en novelas que la crítica ha considerado menores por su tono abiertamente paródico. Destaca el gran éxito de ventas logrado con la serie protagonizada por un detective ingresado a un manicomio. Las más conocidas son El misterio de la cripta embrujada (1978), La aventura del tocador de señoras (2001) y El secreto de la modelo extraviada (2015).
En total, 16 novelas, dos libros de relatos, dos obras de teatro y cuatro ensayos. Toda la producción de Mendoza es en castellano a pesar de su procedencia catalana, lo que le ha valido críticas de los sectores nacionalistas más intransigentes. Con La verdad sobre el caso Savolta ganó el Premio de la crítica español, y con Riña de gatos el Planeta en 2010.
El Cervantes, creado en 1975 por el Ministerio de Cultura de España, reconoce la trayectoria de un escritor que, con el conjunto de su obra, haya contribuido a enriquecer el legado literario hispano.
Seis autores mexicanos han ganado el Cervantes, Fernando del Paso, el año pasado; antes, Elena Poniatowska (2013), José Emilio Pacheco (2009), Sergio Pitol (2005), Carlos Fuentes (1987) y Octavio Paz (1881).
Del Paso, delicado de salud, se excusó y no participó en las deliberaciones de este año, como le correspondía. Mendoza recibirá el premio el 23 de abril en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares.