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José Saramago se mantuvo en los últimos años muy cerca de México; muy cerca de la lucha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional; hizo su causa la lucha de los pueblos indígenas. Esa congruencia entre su vida y su obra lo han convertido en un escritor plenamente vigente. Lo recordamos en el aniversario de su nacimiento, ocurrido el 16 de noviembre de 1922, en Portugal.
El narrador portugués que obtuvo el Nobel en 1998 se mantiene vivo en México a través de sus libros que continuamente se reimprimen y nunca han dejado de circular entre los lectores. Tal como afirma el editor de Alfaguara México, Ramón Córdoba. "Es un escritor plenamente vigente, desde luego en una obra tan extensa como la de José Saramago, hay de todo, pero en especial hay obras que llegaron para quedarse como lo prueba el hecho de que continuamente se reimprimen, son las estrellas de nuestro catálogo; siguen saliendo en formato trade y bolsillo, y coexisten muy bien, afortunadamente".
Sus libros estrella son: Ensayo sobre la ceguera y luego Ensayo sobre la lucidez, El viaje del elefante, El evangelio según Jesucristo y Caín; sus otras obras se reimprimen periódicamente a pesar de que su literatura no es sencilla.
"En efecto, la literatura de Saramago no es de esas que cualquier lector podría considerar fácil, accesible, que no ofrece dificultad y no tanto por la profundidad de sus conceptos, si no porque Saramago hace gala de un estilo propio que por ejemplo lo lleva a poner al narrador con diálogos intercalados, sin distinción, no hay signo de puntuación, no hay comillas, no hay guión de diálogo, vamos en minúsculas y la mayúscula, una vez que le agarraste la onda, te avisa, que está interviniendo la voz de un personaje", afirma Ramón Córdoba.
"Llevamos dos reclamaciones airadas de lectores, una de las lectoras incluso dijo que estaba poniendo copia a la Profeco, sí hay esa dificultad, no nos hagamos tontos, no cualquiera sintoniza a la primera", abunda.
A cambio tiene un gran encanto, sus obras parten de la hipótesis: qué pasaría. "Qué pasaría si de repente todo mundo se queda ciego, qué pasaría si hartos de la inercia que nos lleva a creer que la democracia vive nos negamos a votar; qué pasaría sí partimos de lo humano y entonces la virginidad de María es imposible, pongamos a María junto con José a tener vida marital y hagamos un Evangelio de eso. Saramago se inventa un mundo a partir de postulados que tienen un trasfondo ideológico, un trasfondo agresor, un trasfondo que tiende a decirle a la gente: 'Leete esta historia pero por favor piensa tantito porque te estoy hablando a ti, quiero que te preguntes cosas, no estoy pontificando ni pretendo darte lecciones ni nada, simplemente pregúntate estas mismas cosas que yo me he preguntado', así es Saramago".
Ese escritor que estuvo en Chiapas y lloró con los indígenas es querido y leído en México, un narrador que a los estudiantes de la UNAM les dijo:
"Toda mi obra parte de una única y sola convicción, absolutamente todos los seres humanos somos unos pobres diablos".