Desde 1901, el Premio Nobel de Literatura es entregado por la Svenska Akademien (Academia Sueca), institución fundada en 1786 por el rey Gustavo III con el propósito de velar tanto por el idioma sueco como por su creación literaria. Sus 18 miembros, de carácter vitalicio, se reúnen en el edificio de la calle Källargränd, en la ciudad vieja de Estocolmo, para reconocer, cada año, al escritor "que haya producido la obra literaria más notable en el sentido del idealismo", voluntad de Alfred Nobel redactada en su testamento.
Más de la mitad de sus 18 miembros lo componen escritores, y reúne además a lingüistas, teóricos de la literatura, historiadores y juristas, todos ellos de la Academia se enorgullecen de su discreción. Poco después de recibirlo en el 2010, Mario Vargas Llosa comentó que un académico le dijo que su nombre fue decidido en setiembre sin haber trascendido. “¿En qué país 18 personas pueden mantener un secreto por un mes? ¡Solo en Suecia!”, dijo.
Sin embargo, también los académicos son seres humanos y son varios los casos de detectadas filtraciones. Sucedió con Le Clézio, cuyo nombre empezó a tronar horas antes del fallo del 2008. Con Herta Müller y Tomas Tranströmer, lo mismo.
Este año, la casa de subastas londinense Ladbrokes volvió a colocar al japonés Haruki Murakami como favorito en las apuestas (paga 5 a 1), junto al gran poeta sirio libanés Adunis (6 a 1) el estadounidense Philip Roth (7 a 1), el keniano Ngugi wa Thiong'o(10 a 1) y la neoyorquina Joyce Carol Oates (14 a 1). Por cierto, para los escritores peruanos consultados, Roth se impone por mayoría, aunque opciones imaginativas como Bob Dylan o Patty Smith resultan refrescantes.
Al final, son 18 académicos los que, en la fría calle Källargränd, tienen la respuesta. La ruleta del Nobel resulta imposible de predecir.
Santiago Roncagliolo, escritor. "Mi candidata sigue siendo Joyce Carol Oates. Ella escribe historias de terror, solo que los fantasmas y los monstruos no viven en el mundo paranormal, sino en el corazón de sus personajes. Además, nadie como ella ha retratado la ofensa, el dolor y la humillación de las mujeres, y eso la convierte en una gran representante del gran tema de nuestro tiempo, que es la libertad femenina".
Mario Bellatín, escritor. "Veo que ya hace un tiempo ronda el nombre del argentino César Aira en esas supuestas listas. Eso serviría, creo, para extinguir de una vez por todas las ideas de lo latinoamericano, sea lo que eso signifique. Aparte de que me encantaría que lo ganara un desconocido genial, mi deseo va por dos húngaros: Péter Nádas y László Kraznahorkai. En verdad, no me interesa mucho quién lo gane. Salvo el dinero, lo demás es ilusión".
Alejandra Costamagna, escritora. "Me inclino por Philip Roth. Junto con hacer una lúcida crítica a la sociedad norteamericana contemporánea, Roth deambula con maestría por las patologías humanas de todos los tiempos. Y lo hace con una prosa exquisita y un humor delirante. Hace rato que merece el Nobel de Literatura".
Abelardo Sánchez León, poeta y narrador. "Mi nombre es Philip Roth, ese viejo y testarudo escritor que fue capaz de crear un álter ego intenso, ser maestro de muchos escritores y autor de novelas espléndidas. Me gusta por su intensidad. No podré olvidar Patrimonio, aquel testimonio dedicado a su padre ya mayor, cuando él es un adulto que escribe y lleva adelante una relación de pareja. Pastoral americana es una de las más ambiciosas, su inicial Lamento de Pornoy muestra la pluma de un joven que tiene ya un material en su familia judía. También fue un gran entrevistador de escritores judíos y autor de ese perfil maravilloso de Bernard Malamud. A Roth lo respeto como hombre y escritor. Su entrega, su trayectoria, su honestidad. Se ha jubilado, y ha hecho bien si ya lo dijo todo y vive la vejez retirado, esa gran calamidad, o desastre, como lo escribió alguna vez".
Alberto Fuguet, escritor. "Me gustaría que la Academia Sueca optara por poetas norteamericanos que, en rigor, son músicos que han escrito canciones y versos. Si se filtraran sus deliberaciones, sabríamos que entre los candidatos estaban Patti Smith, Bruce Springsteen y Bob Dylan, todos con estupendas autobiografías. La razón de esta decisión, que dejó afuera a Philip Roth, fue además la imposibilidad de premiar a Prince y Bowie. Estoy seguro de que Paul McCartney podría haber quedado también en la quina finalista".
Fietta Jarque, escritora y periodista cultural. "Los viejos Milan Kundera y Philip Roth, ya prácticamente retirados, siguen siendo mis preferidos entres los eternos perdedores del Nobel. Tal vez no lo necesitan, pero son dos autores que he leído casi por completo y de quienes esperé siempre con avidez un nuevo capítulo del universo que inventaron. Del universo que nos contiene y se nos revela como lúcido espejo cruel".
Jeremías Gamboa, escritor. "Mi terca apuesta de todos los años es la misma y ya es casi un lugar común: Philip Roth. Su obra es tan vasta y notable como la de dos grandes galardonados anteriores: V.S. Naipaul y Mario Vargas Llosa. Roth se lo merece tanto como ellos. Sus novelas no solo han desplegado preocupaciones acerca de la situación del hombre en pugna contra la neurosis, sino que ha ofrecido algunos de los más poderosos acercamientos a los claroscuros de la sociedad contemporánea, las relaciones humanas, el peso de las herencias familiares y culturales y a la complejidad inherente al oficio de la escritura".
Fernando Iwasaki, escritor. "Me parecería de justicia que ganara el Nobel el escritor rumano Norman Manea (1936), porque es un narrador extraordinario que ha escrito libros fascinantes como "El regreso del húligan" (memorias), "Payasos" (ensayo), "Felicidad obligatoria" (cuentos) y "El sobre negro" (novela), donde narra a partir de su experiencia como superviviente del Holocausto y del comunismo. Manea es el gran clásico vivo de la lengua rumana y su obra cierra un ciclo del que formaron parte Cioran y Mihail Sebastian".
nrv