En 1907, más de 2 mil obreros de las salitreras dejaron sus campamentos y marcharon con sus familias a Iquique para pedir mejoras salariales y laborales. Allí se negaron a desalojar una escuela hasta tener respuesta. Pero la única voz que escucharon fue la de las armas de militares que, bajo orden presidencial, acabaron con ellos a días de la Navidad. “Espero que libro emocione. Es un hecho que todos cono-cemos y espero que accedamos a él desde la emoción y no desde la información”, dijo el autor, Pedro Prado.

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