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Madrid. —Arturo Pérez-Reverte pone cara de decepción: “El presente a menudo es vulgar. Por eso no hago muchas novelas actuales. Hasta los malos son vulgares. Los ricos son vulgares, los pobres son vulgares...”

Por eso el autor español regresa con Falcó, su último bestseller (Alfaguara), a un pasado de perfume romántico. En ocasiones anteriores han sido los espadachines del Siglo de Oro o los soldados que lucharon contra Napoleón; en ésta, su vehículo para saltar atrás en el tiempo es Lorenzo Falcó, un antiguo traficante de armas convertido en espía para el bando franquista durante la guerra civil española (1936-1939). Un aventurero que no conoce los dilemas morales o “un auténtico hijo de puta”, como lo describe Reverte, “pero con el carisma de esos sinvergüenzas con los que todos los hombres quieren irse de copas y las mujeres a la cama”.

Reverte presenta el libro en el hotel Palace de Madrid ante corresponsales internacionales. “Nos estamos todos homogeneizando en la vulgaridad”, protesta: “Mis novelas son una oportunidad para refugiarme un par de años en un mundo que me interese. Por eso quiero escribir sobre sitios en los que pueda estar a gusto”.

Su querencia por la historia clásica de aventuras lo desanima ante las posibilidades literarias que ofrece el presente del espionaje. “Ahora son todo telefonitos, drones: eso es una gilipollez; para eso me voy a ver una película de Tom Cruise”, rezonga.

Frente a la aridez del presente, el paisaje por el que pasea Falcó es el de los trenes nocturnos, las mujeres fatales, los barman de hotel, “la tinta invisible, las cuchillas ocultas en la banda de un sombrero, los pasaportes falsos”... Elementos capaces de arropar el tipo de conflicto que interesa a su autor, emparentado con los cinco valores que él considera capitales: “Dignidad, valor, lealtad, solidaridad y amor”.

“Yo no diría que clichés sea el término más adecuado”, responde a las preguntas de EL UNIVERSAL sobre los ingredientes con que cocina su nueva obra: “Quería hacer una novela canónica: una novela de espías como marcan los cánones. Existen unas normas: descripciones breves, dureza... Es un trabajo muy bonito cuando te pones condiciones. Pero nunca se había escrito de un espía español ni tan desalmado, poco vinculado a una causa”.

La inspiración le llegó al ver la cinta Esta noche o nunca (1931): “Cuando Gloria Swanson, tras pasar una noche con un hombre, dice ‘es un caballero, pero no es un caballero’, empecé a pensar en un espía que entrara en esa definición”. Falcó es el resultado, y en torno a él se construye un elenco perfecto para mostrar los dobleces de su carácter: un jefe duro, una mujer aún más dura, algún villano y la misión de rescatar de una cárcel de la República a José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange española.

Tan a gusto está Reverte en ese territorio que el mecanismo de la novela hace presagiar una saga que compita con la multimillonaria Alatriste. Los personajes y el desenlace parecen dispuestos a la continuación. El autor lo confirma: “No sé si Falcó tendrá tanto recorrido como Alatriste, pero habrá una novela o dos más. Una segunda, seguro, porque la he empezado ya”.

No son sus únicos proyectos lanzados en 2016, en el que cumple 30 años de carrera como novelista. También tiene en cartera una radionovela escrita a cuatro manos con Guillermo Arriaga a partir de una de sus novelas más exitosas, La Reina del Sur, ésta sí es una historia contemporánea, de violencia y pasión. Como las de antes.

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