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El novelista estadounidense Richard Ford aseguró hoy que el candidato republicano a la Presidencia de EE.UU., Donald Trump, constituye "la encarnación fea y monstruosa de la indiferencia hacia el gobierno" de sus compatriotas desde que se fundó el país.
"Los estadounidenses quieren que todos los demás sean gobernados menos ellos mismos. Como filosofía, pensar que el gobierno es la fuente de todos los males es una noción desastrosa", señaló Ford durante una rueda de prensa en Oviedo (norte de España) dos días antes de recibir el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2016 de manos del rey Felipe VI.
El autor de El periodista deportivo, que advirtió que necesitaría varias horas para analizar el fenómeno Trump, se mostró convencido, no obstante, de que no hay posibilidades de que el candidato republicano se imponga a la demócrata Hillary Clinton.
El problema, apuntó, es que en su país "hay una gran falta de interés y de apoyo" hacia su propio gobierno por parte de una ciudadanía en la que los seguidores de Trump son minoría, pero alertó de lo que puede ocurrir posteriormente.
"Alguien va a llegar y se va aprovechar de ese sentimiento y alguien más inteligente y que sea mejor demagogo lo podrá aprovechar, pero nadie sabe lo que va a ocurrir con esas personas que piensan que Trump es estupendo", añadió Ford.
El gran cronista del mosaico de historias cruzadas de la sociedad estadounidense, premiado por su mirada "sombría y densa" sobre la vida cotidiana de seres anónimos e invisibles que conjugan "la desolación y la emoción", reiteró además su postura favorable a la concesión del Nobel de Literatura a su compatriota Bob Dylan.
"No veo ningún lado malo. Hace lo que hace desde hace más de sesenta años y, con lo que escribe, ha cambiado la situación de EE.UU. y del mundo. ¿Si eso no es literatura, qué es literatura?", reflexionó.
Ford, para quien el Princesa de Asturias es una motivación para seguir trabajando, ha lamentado que la falta de lectores y el aspecto económico limite la difusión de los relatos cortos con los que él mismo se inició en literatura y que llevaron a situarlo como "heredero de Hemingway", una etiqueta que siempre ha rechazado.
"Creo que el ambiente en el mundo de los editores no ha cambiado como para que escribamos cuentos, pero siempre habrá personas como Raymond Carver o yo que escribamos historias cortas, así que hay esperanza en que se sigan escribiendo", agregó.
También discrepó, desde el respeto al criterio del lector, de que sus personajes, y en particular el Frank Bascombe que protagoniza cuatro de sus novelas, El periodista deportivo, El Día de la Independencia, Acción de Gracias y Francamente Frank, sean sujetos con dificultades para convivir en sociedad.
Y además, añadió, hombres y mujeres "son más similares que distintos".
Para Ford, que ha optado por residir en varias ciudades de Estados Unidos -una decisión compartida con su esposa, Kristina- para no "anclarse" en ningún sitio, conocer su país y romper "el techo de cristal" de los autores con una "identidad regional", nadie conoce las reglas para hacer una novela y nadie puede enseñarlas.
Ford tuvo una infancia dura tras fallecer su padre cuando tenía 15 años, lo que le llevó a tener que trabajar de fogonero en los ferrocarriles, antes de graduarse en literatura, pese a que su dislexia le hizo leer muy poco de joven y mucho, pero muy lento, ya de adulto.
El autor de Canadá fue propuesto para el Princesa de Asturias por John Banville, Antonio Muñoz Molina y Sigrid Rausing y releva así al cubano Leonardo Padura, premiado en 2015, tres años después de su compatriota Philip Roth, el último estadounidense en recibirlo, en 2012.
nrv