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ana.pinon@eluniversal.com.mx
En el mundo, consideró el escritor Antonio Muñoz Molina, hay una tendencia a seguir premiando a los escritores que han cosechado muchos reconocimientos. Pero los galardones, comentó, tendrían que servir para que los lectores se acerquen a autores prácticamente desconocidos o para ayudar a los grandes literatos que han vivido la mayor parte de su vida en la pobreza.
El ganador del VIII Premio Iberoamericano de Novela “Elena Poniatowska de la Ciudad de México” es uno de los invitados especiales del XVI Feria Internacional del Libro en el Zócalo, que se lleva a cabo a partir de hoy y hasta el 23 de octubre en la Plaza de la Constitución.
“El año pasado me concedieron la alegría de darme el premio que lleva el nombre de Elena Poniatowska. No En el mundo, consideró el escritor Antonio Muñoz Molina, hay una tendencia a seguir premiando a los escritores que han cosechado muchos reconocimientos. Pero los galardones, comentó, tendrían que servir para que los lectores se acerquen a autores prácticamente desconocidos o para ayudar a los grandes literatos que han vivido la mayor parte de su vida en la pobreza. que era candidato, me ahorró ponerme nervioso. A diferencia de muchos premios, este se me da por un libro ya publicado. Elena es una escritora de novelas y es también una gran cronista”, sostuvo en conferencia de prensa.
El escritor indicó que hay premios, como el Nobel, que han ayudado a descubrir escritores muy importantes que de otro modo no habríamos podido leer o que no habrían encontrado tantos lectores.
“Por ejemplo, desde hace muchos años algunos leíamos a Svetlana Aleksiévich, pero con el Nobel se convirtió en una sensación internacional. Eso me dio mucha alegría por ella. Una cosa que distingue a los escritores de los cantautores es que los primeros suelen ser más pobres. Rara vez un escritor ha visto tanto dinero junto como el que da el Nobel”, indicó.
Al referirse al reciente ganador del Nobel, Bob Dylan, Muñoz Molina indicó: “No le hace falta el Premio Nobel para ser más grande. Ya es todo lo más grande que puede ser y tiene todo el reconocimiento que puede tener. ¿Qué necesidad tiene Bob Dylan de que le den el Premio Nobel? Me resulta un poco indiferente. Nadie necesita el Nobel para ser lo que es. Sin embargo hay veces que otorgarlo remedia injusticias y otras veces ayuda a que una persona que ha sido pobre toda su vida viva con algo de decencia durante sus últimos años. Imre Kertész se la había pasado perseguido toda su vida, siempre vivió pobre y de pronto le dieron el Nobel. ¡Qué alegría!”, indicó.
Muñoz Molina recordó que el año pasado no pudo recoger su reconocimiento por diversos compromisos, pero ahora salda esa deuda y celebró que lleve el nombre de Elena Poniatowska. “En el periodismo y en la crónica se puede crear una literatura magistral y no es inferior, de ninguna manera, a la literatura de ficción. Este trabajo lo ha hecho Elena desde hace mucho tiempo. Y yo no soy sólo autor de novelas, también escribo para periódicos”, precisó.
En la terraza del Museo del Estanquillo, sede alterna de la FIL Zócalo 2016, el autor de la novela Como la sombra que se va, con la que obtuvo el galardón que otorga el gobierno de la Ciudad de México, compartirá este sábado 15 de octubre a las 18:00 horas, en el Foro Gonzalo Rojas, la experiencia de su acercamiento a la literatura como arte que representa la libertad de expresión y la justicia social, mediante la charla “Lectura y ciudadanía”, en la que estará acompañado por el secretario de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez.
“El libro Como la sombra que se va fue escrito con cierta complejidad y tuve la sensación de que había sido recibida por algunos lectores, pero tuve la sensación de que esa obra cayó en el vacío; así que este premio me dio una enorme alegría. Me sentí recompensado”, dijo.
El escritor sostuvo que la literatura brinda la oportunidad de contar cómo es el mundo. “Cuando uno sale de ver una buena exposición, ese fotógrafo o pintor nos ha modificado la mirada, después de ellos miramos de otra manera. Esto es lo que me gusta del arte y de la literatura, que me enseñen a mirar. Yo quisiera enseñar a mirar, esa es mi ambición”, comentó.
El encuentro literario reúne en 251 stands a 700 sellos editoriales y ofrece al público visitante alrededor de mil 200 actividades gratuitas, como charlas, presentaciones de libros, conferencias, talleres y proyecciones, entre muchas más.
“La literatura es el punto en el que el oficio de escribir y la vida civil se encuentran. Las ferias de libros tienen el valor de demostrarnos que el libro es socialmente relevante, que no es cosa para literatos, porque hay algo en la literatura que es profundamente democrático”, cerró.