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Para Enrique Krauze lo más interesante de una personalidad son los rasgos que la hacen única. Eso fue lo que encontró al conversar con María Félix, en su amistad con el pintor mexicano Juan Soriano o al ver las películas de Alejandro González Iñárritu.
Krauze abrió las puertas de su bello apartamento capitalino para conversar sobre Caras de la Historia II, un libro de ensayos biográficos y viñetas editado por Debate en mayo, en el que aborda a políticos, intelectuales, artistas e ídolos reunidos tras cerca de 40 años de observación.
"Es el ensayo biográfico que trata de bucear en el alma de las personas", dijo Krauze sobre el género. "Es un buceo que busca una perla única que es una perla que nadie ha encontrado".
Su acercamiento con María Félix fue a partir de una entrevista. Luego ella le pidió que le escribiera su biografía, por lo que tuvieron varias charlas en la mansión de la diva en la Ciudad de México.
"Me contó cosas extraordinarias y tremendas, como el amor incestuoso por su hermano (Pablo), que murió de su propia mano, él se suicidó; ella decía que no, pero yo tengo la certeza de que así fue", dijo Krauze, a quien Félix no le permitió tener una gran libertad al momento de describirla.
"Me dijo que no le gustaba que yo dijera la verdad porque su vida era fantasía", recordó. "Me dijo textualmente 'yo no soy ni Porfirio Díaz ni Emiliano Zapata, tú cuenta lo que yo te voy a contar'''.
El autor desistió de la biografía, pero parte del material que había conseguido en esas charlas sirvió para Todas mis guerras, la autobiografía de Félix de 1993. Pese a esta diferencia su admiración por la actriz de la época dorada del cine mexicano no menguó.
"Devoradora de hombres era una película y creo que devoró a varios al grado de que alguno se suicidó. Por fortuna a mí me tocó ya grande ella, y muy joven yo", dijo Krauze.
Por otra parte, los ensayos de Krauze sobre Orozco y Siqueiros prepararon el terreno para Juan Soriano, quien fue un amigo entrañable para el autor. Soriano rompió con los muralistas que lo precedieron a través de retratos de mujeres como Lupe Marín de Rivera y Elena Garro así como paisajes.
"Cuando murió Juan me conmovió tanto", dijo el autor. "Lo extrañaba, extrañaba la efervescencia de su amistad, de su cercanía, entonces me puse a leer obras sobre él y a volver a ver su pintura y a recordar momentos que convivimos. Escribí casi de un jalón, curiosamente casi de un jalón, lo escribí en un viaje trasatlántico, encerrado en la cabina de un avión de España a México, escribí ese ensayo".
En el libro, Krauze señala que a Soriano no le gustaba la manera de hablar de Frida Kahlo ni le caía bien.
"Juan era un hombre de intereses globales y Frida y Diego quedaron como un emblema o como un mito del México colorido y dramático, y eso a Juan no le interesaba", sostuvo.
Además de los ensayos, el libro cuenta con una sección de viñetas en la que Krauze hace apuntes breves sobre ciertos rasgos destacados de personajes como el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu.
"Le molestó la incomprensión de muchos críticos americanos a su película 21 gramos, que es una película donde la muerte es un tema central", dijo Krauze, quien escribió la viñeta del director ganador del Oscar cerca del estreno de ese filme. "Explico por qué el tema de la muerte es tan familiar para los mexicanos. ... Quise reivindicar ese elemento de la muerte en ese gran creador, cineasta, que es Alejandro".
En Caras de la Historia II, Francisco Gabilondo Soler, Cricrí, el autor de canciones infantiles como "La patita" y "Caminito de la escuela" que dominaron el siglo XX mexicano, está incluido en la sección de "Ídolos".
"Le tengo una admiración infinita", dijo Krauze. "Yo le escuché cantar canciones de Cricrí a mis abuelos, que no hablaban bien español, mis padres, yo se las canté a mis hijos y se las canto a mis nietos. Son cinco generaciones de fans de Cricrí".
El gusto por este cantautor llevó a Krauze a indagar en los aspectos íntimos de su vida.
"Estaba obsesionado con la navegación, con las matemáticas, con los astros", dijo. "Vivía por el norte de la ciudad y se levantaba en la madrugada, según sé, a la una de la mañana a observar las estrellas. ... Alguna vez hizo un viaje hasta el sur del continente por el océano Pacífico".
Además de Frida Kahlo, quien es merecedora de una viñeta, Joy Laville y Elena Poniatowska son otras de las pocas mujeres que figuran en Caras de la Historia II.
Krauze reconoció que si tuviera oportunidad de hacer un tercer volumen muy probablemente habría más representantes del sexo femenino, ya que su participación en la vida pública del país ha ido en aumento.
"Yo admiro más al género femenino que al masculino, creo que el mundo sería mejor si gobernaran las mujeres y si los hombres, que somos básicamente unas bestias, nos quedáramos en una especie de reformatorio que durara unos 200 años", dijo. "Lo mejor que le ha pasado a México es la irrupción de las mujeres".
Otra de las ideas que surgen al leer el título es que los mexicanos retratados por Krauze solían ser muy propositivos, atrevidos, e incluso reactivos. Los líderes políticos y algunos artistas eran literalmente de "armas tomar", algo que se ha perdido con el tiempo.
"Creo que México está sufriendo una depresión y la única salida de la depresión es tomar la iniciativa, actuar, participar, criticar, crear, pero la sociedad está perpleja", manifestó. "Los tiempos que ellos vivieron también fuero difíciles, el mundo vivió la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y sin embargo actuábamos, el país tenía muchas limitaciones, vivíamos dominados por un partido casi único o único y sin embargo actuaban y creaban. Ahora yo lo que creo es que a lo mejor muchos de los que pueden actuar están satisfechos y en el fondo su indignación es como de cartón, se indignan poniendo mensajes de 140 caracteres".
nrv