Un grupo de activistas reúne libros para conformar una biblioteca para los indígenas wixárika de San Sebastián Teponahuaxtlan, una comunidad de la sierra del estado mexicano de Jalisco donde las oportunidades de estudio son escasas.
La meta es reunir al menos un millar de ejemplares de literatura, historia y de oficios, e incluso de otros idiomas, desde el inglés hasta lenguas indígenas, explica Gabriela Vidal, coordinadora de Casa Iyari, la organización que lleva a cabo la colecta.
La idea de tener una biblioteca surgió de la propia comunidad, cuyo sistema de gobierno obliga a consensuar entre sus miembros las decisiones que se toman en beneficio de todos.
El gobernador tradicional de San Sebastián Teponahuaxtlan, Ángel Serio Díaz, pidió a los miembros de Casa Iyari hacer la colecta en la zona metropolitana de Guadalajara, capital del occidental estado de Jalisco, explica Vidal.
Esta comunidad indígena de apenas 320 habitantes se encuentra a 134 metros de altitud, en un rincón al norte de la Sierra Madre Occidental y a 350 kilómetros de Guadalajara, que se convierten en ocho horas de camino entre carreteras, brechas y caminos de tierra.
Sin acceso a teléfono y muchos menos internet, las condiciones de la región más pobre del estado y la falta de vías de comunicación reducen las oportunidades de educación para los niños y jóvenes, afirma Vidal.
Los mismos adultos de la comunidad se preparan para dar clases a los niños; otra opción es salir del lugar "o simplemente no estudian, porque es difícil el acceso a la educación", dice esta activista que ha trabajado con los pobladores de San Sebastián también en la recolección de suéteres y cobijas.
Considera que tener un espacio lleno de libros dará "otra perspectiva de conocimiento y crecimiento" no solo a los jóvenes, sino también a las mujeres y los ancianos.
Los miembros de la comunidad indígena wixárika reunieron fondos para construir el lugar donde estará la biblioteca, un modesto cuarto que solo espera ser llenado de libros que llegarán a mediados de noviembre.
Los activistas propusieron a las autoridades tradicionales de la comunidad ayudar con talleres de literatura y artes plásticas, para complementar los conocimientos que los niños y jóvenes adquieran con el uso de la biblioteca.
Además, el artista plástico Jesús Capetillo, alias el Chunga, originario de Aguascalientes, pintará en las paredes de la biblioteca un mural alusivo a la cultura wixárika y a la importancia de la lectura.
Un mes después del inicio de la campaña de donación de libros en redes sociales, los activistas han recibido unos 500 ejemplares desde los estados vecinos de Aguascalientes y Zacatecas, además del Estado de México y Jalisco.
A este paso esperan sobrepasar la meta de los mil libros antes de noviembre, pues muchas organizaciones y particulares han mostrado interés en realizar donaciones.
Lo importante, dice Vidal, es que sean libros en buen estado y que ayuden a los indígenas a conocer lo que hay fuera de su comunidad.
sc