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La poesía de José Emilio Pacheco es desconocida por muchos de sus lectores. Esa certeza alentó al escritor Vicente Quirarte a emprender la primera jornada de lecciones como miembro de El Colegio Nacional, titulada “Los días que pasan: José Emilio Pacheco en la poesía”.
El ciclo de conferencias que se realizarán 29, 30 y 31 de agosto, a las 19 horas, analizará tres momentos en la obra de José Emilio: “El joven poeta entre la aventura y el orden”, “El poeta como cronista” y “El poeta en la prosa”. En todas está una vocación de difundir las virtudes poéticas de Pacheco y la oportunidad para que más gente se acerque a su poesía.
“Muchos de sus lectores lo conocen por las Batallas en el desierto y párele de contar; sin embargo, si José Emilio Pacheco no hubiera sido encima de todas las cosas, un gran poeta, nunca hubiera escrito lo demás de su obra. Su columna Inventario, sus novelas, sus traducciones... fue un hombre en ese sentido muy profesional, muy riguroso, y es el rigor que nace precisamente de la exigencia poética”, afirma Quirarte.
El poeta y ensayista asegura que la poesía consiste en utilizar la menor cantidad posible de palabras para hablar de universos y eso es lo que logra Pacheco. “José Emilio Pacheco es un poeta que trasciende todas las modas, yo creo que los jóvenes no lo leen tanto como debieran, pero creo que si a José Emilio Pacheco se le leyera más como poeta, se entenderían muchísimas cosas de él”.
Desde su discurso de ingreso a El Colegio Nacional, en marzo pasado, Vicente Quirarte solicitó dedicar algunas de sus lecciones a la obra de Pacheco y de Rubén Bonifaz Nuño como forma de retribuir a sus maestros. Ahora inicia esa tarea.
“La poesía fue una preocupación central en la obra de José Emilio Pacheco, él fue muchas cosas, fue un explorador de mentalidades, extraordinario conocedor de literatura de otros ámbitos, hizo un periodismo cultural, como dice Carlos Monsiváis ‘generoso y amplio para darnos mapas de la cultura y el conocimiento de todas las latitudes’”, señala Vicente Quirarte, quien recuerda también a Ignacio Padilla. “No hay que pedir un minuto de silencio por Ignacio Padilla sino seguir este diálogo de libros e inteligencia generosa que él y José Emilio siempre perpetuaron en su vida y en su obra”.
