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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
La apuesta de Laura Restrepo en Pecado, su nueva novela, está en la estructura fragmentaria que eligió para contar las historias, una apuesta de la que sale airosa. Consiguió darle forma a un gran fresco literario en el que caben varias vidas culposas y pecadoras. Su sentencia al plantearla también fue clara: “sobre el lector recaerá el reto moral de condenar o indultar a los personajes que la protagonizan”.
“Quise plantearlo como un reto moral para que el lector decida. El autor no juzga, el autor plantea situaciones, pone a actuar a personajes sobre escenarios, y pido al lector que mire y piense ‘¿qué hubiera hecho yo si hubiera estado en los zapatos de este personaje?’”, señala Restrepo en entrevista.
En Pecado (Alfaguara), la escritora colombiana nacida en 1950, decidió probar una estructura construida por pedazos, por pequeñas historias de seres que parecen sacados de un cuadro, seres enfrentados a la maldad, a la culpa y que viven su propio infierno. Para darle forma a esas caras del poliedro Restrepo usa El jardín de las delicias, el óleo de Hieronymus Bosch, El Bosco, que le sirve de marco de referencia.
“El interés central era meterse a indagar un poco en qué herramientas tiene el ser humano para medírsele a eso que llamamos el mal, una noción muy borrosa, gelatinosa, imposible de definir pero que sin embargo es factible sentirla a flor de piel. ¿Con qué herramientas estamos juzgando qué está bien y qué está mal? Tener los criterios para determinar sobre qué gira la culpa cada vez es más subjetivo e individual, según el criterio y el acomodo de cada quien”, cuenta.
Esos juicios morales en torno del mal y la culpa, son un asunto que le preocupa profundamente a Laura Restrepo, una preocupación de hace mucho tiempo. “Creo que en todos mis libros está presente y recurrí a El jardín de las delicias por la necesidad de un gran marco cultural que de alguna manera le diera a uno un entronque y un punto de referencia, como la mano del maestro para poderse uno guiar por ese tema complicado. ¿Qué aprende uno de El jardín de las delicias? Muchas cosas. Primera, no hay respuestas, sólo perplejidades. No sé cómo habrá sido la cosa en el siglo XVI cuando él pintó la obra, no tenemos manera de ver si un espectador del cuadro sí veía con claridad todo el drama de la pérdida del paraíso, de la aparición del pecado, del castigo del infierno, si eso lo podía hacer como una lectura unívoca, si eso era una historia coherente para él; pero para nosotros es importante”, afirma.
En Pecado está Arcángel, un adolescente asesino; Luis B. Campocé, el ejecutivo adúltero; Emma, la descuartizadora; pero también una pareja incestuosa; un verdugo apodado “La Viuda”; las Susanas, que son tres hermanas vanidosas; y el Siríaco, un profeta de enorme soberbia. Las historias de estos personajes están contadas en sus culpas y pecados pero sin que Restrepo fije postura, sin que diga si lo que han hecho está bien o está mal.
Las historias son una invitación para que el lector reflexione. “Es una pequeñita contribución al tema de debatir de qué es lo que vamos a hacer, cómo nos vamos a tratar los unos a los otros. No hay ninguna respuesta, hay solo interrogantes, perplejidades, dualidades, interpretaciones múltiples”, afirma la narradora que considera que es necesario hacer esta reflexión pues estamos más lejos de la religión pero tampoco se construye una ética laica.
“Hay una cierta vocación de muerte que es más poderosa que su vocación de vida, que también parece ubicarse en un terreno de alguna manera maligno o pervertido, yo sí creo que hoy en día la discusión de la ética es fundamental, quizá porque hay una sensación bastante colectiva de que como vamos no aguantamos mucho más”, dice y luego centra su reflexión en el mal de la realidad mexicana que es semejante a la de Colombia y Europa.
“En Europa la gente viene huyendo de la guerra con sus niños, con sus padres, con lo poco que tienen encima y les cierran las puertas y los dejan allí hacinados en el frío, en el barro, en negarles el asilo. ¡Cuánta maldad hay en eso también! Aun en los países aparentemente más civilizados el limbo moral también parece regir”, agrega.
En su novela hay también una reivindicación al humor, a las situaciones absurdas, grotescas y cómicas que le dan sentido a la vida. Varios aspectos que serán abordados por Elena Poniatowska y Felipe Restrepo Pombo en la presentación de Pecado, el día de mañana, a las 19:30 horas, en la librería Gandhi Mauricio Achar.