"Es genial, pero Don Quijote no sabe matemáticas. Yo sé más que él", presume Guilherme, de 10 años, uno de los niños de una favela de Río de Janeiro que se han acercado un poco más al Ingenioso Hidalgo durante un homenaje a la figura de Miguel de Cervantes en el cuarto centenario de su muerte.

Como Guilherme, más de 60 niños de entre 7 y 11 años han participado en este homenaje a Cervantes (1547-1616) organizado por el Instituto Cervantes de Río de Janeiro y Redes da Maré, una organización civil que desarrolla proyectos sociales y culturales en el mayor complejo de favelas de Brasil.

El complejo de Maré, en la zona norte de Río de Janeiro, aglutina 16 asentamientos con una población superior a las 140 mil personas y es uno de los núcleos marginales no "pacificados" en Río de Janeiro.

En Nueva Holanda, en el centro del complejo, la figura del Quijote se asoma a la biblioteca de las Redes, "un lugar pensado para darles una oportunidad mejor" a los niños de la favela, apunta Patricia Vianna, responsable del centro.

Un espacio donde los niños se sienten seguros y al margen, al menos por unas horas al día, de la violencia de la favela, que el pasado año vivió meses de tensión por los enfrentamientos entre narcotraficantes y policías.

Hoy los incidentes son aislados pero "hay que estar siempre alerta", lamenta Vianna, que reconoce que muchos de los niños que se acercan a la biblioteca arrastran historias de violencia.

Por eso, dice, la figura de El Quijote "es perfecta para los niños, les ayuda a desarrollar la imaginación, a ver el mundo con otros ojos".

"El Quijote es un hombre inventado por Cervantes hace mucho tiempo", explica Robert, de 11 años. "Quería ser caballero y me gusta porque tiene mucha imaginación y yo también tengo mucha imaginación".

En una de las aventuras inventadas por los niños de la favela, Don Quijote combate contra los gigantes que tiran basura en las calles.

Es una lucha desigual, pero finalmente el hidalgo vence y desde entonces, en la Maré, la basura se tira en los bolsas y en cubos.

"El Quijote es bueno, es excelente", sonríe Rebeca, de 7 años, mientras disfruta de los dibujos de un ejemplar de "El divertido viaje de Don Quijote a Río de Janeiro", una adaptación infantil del libro de Cervantes escrita por Katia Oliveira.

En esta historia, el Quijote y su inseparable escudero, Sancho Panza, llegan a Río, se hacen amigos de los indios, se enfrentan al ataque de las gaviotas y disfrutan de la increíble naturaleza de la ciudad.

"Es un intento de acercar su figura a los niños que empiezan la lectura, de mostrar algunos valores importantes, como la solidaridad, la amistad y la preservación del medioambiente", señala Oliveira, que comenzó a interesarse por la literatura infantil por su trabajo como pediatra.

Para la escritora, llevar el Quijote a las favelas "es muy interesante para hacer paralelismos. Es un mundo de aventuras, desafíos y sueños, y aquí hay mucho de eso".

"Qué lugar más necesitado de un Quijote que una favela, hay muchos entuertos que deshacer", apunta Óscar Pujol, director del Instituto Cervantes de Río de Janeiro e impulsor de la iniciativa junto con las Redes.

Miguel de Cervantes, recuerda, "sufrió mucho en su vida, estuvo perseguido por la mala suerte y escribió en El Quijote que el buen corazón desafía a la mala fortuna y aquí el trabajo de las Redes tiene mucho de quijotesco".

En este particular homenaje al escritor español, los niños leen fragmentos de El Quijote; juegan a responder preguntas sobre la novela; repasan la vida de Miguel de Cervantes; crean sus propias aventuras para el hidalgo a través del teatro y, sobre todo, se divierten.

"Es muy bueno don Quijote y es divertido. Me gusta porque está un poco loquito", resume Carlos, de 9 años.

rqm

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