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Madrid. —De Miguel de Cervantes se han dicho muchas cosas: que es el más grande de las letras españolas, que es el escritor por excelencia en español, y de El Quijote que es una de las mejores obras de la literatura universal. Sin embargo, pese a que han transcurrido 400 años de su muerte, a Cervantes nunca se le había hecho un homenaje y nunca había sido protagonista de una gran exposición.

Para saldar esta deuda, la Biblioteca Nacional de Madrid, que alberga 25 mil ejemplares relacionados con el autor, presentó ayer la más grande exposición acerca del escritor: Miguel de Cervantes: de la vida al mito (1916-2016), que supone el pistoletazo de salida a los actos oficiales en el IV Centenario de su muerte.

“Saturno devoró a sus hijos. En el caso de Cervantes ha sido al revés: un hombre ha sido superado por su obra”. Así reconoció el asesor de la muestra, Javier Gomá, lo ocurrido con Cervantes durante todos estos años. “Teníamos una deuda con él, que por años y diferentes motivos no se pudo saldar. Así que ahora lo hemos querido hacer organizando la mejor y más grande exposición y con la que nos hemos adentrado en su figura, pero también en su persona y en su influencia con el objetivo de que la gente lo conozca más, lo lea más y se divierta más”, añadió.

“Él fue idealismo, fue cortesía, fue chiste y fue humor”, aseguró. Además opinó que fue un hombre excepcional al que con esta muestra esperan que la gente conozca mejor”.

El presidente de honor de la Asociación de Cervantistas y comisario, José Manuel Lucía Megías, explicó que la exposición está divida en tres ejes. El primero es “Un hombre llamado Miguel de Cervantes”, donde se recorre su vida personal y literaria. Desde su infancia hasta su lucha en la batalla de Lepanto, en la que perdió el brazo izquierdo, su cautiverio en Argel, su producción literaria, su enfermedad y su muerte. El segundo, “Una imagen llamada Miguel de Cervantes”, muestra todos sus retratos; y el tercero, “Un mito llamado Miguel de Cervantes”, explica cómo se construyó un mito a través de sus viajes e influencia en momentos históricos.

“Quisimos bajar a Cervantes y ponerlo a nuestra altura. Mirarlo a los ojos y volver a leerlo”, añadió.

La muestra incluye 210 piezas, entre documentos, libros, esculturas, fotografías y cuadros. Hay algunas muy sorprendentes como su partida de bautismo que escondió el párroco de Alcalá de Henares en un pozo durante los tres años que duró la Guerra Civil española (1936-1939) para evitar que se perdiera con los bombardeos, y que sólo había salido dos veces de Alcalá de Henares; está el Libro de difuntos del Convento de las Trinitarias Descalzas, que dice que un 23 de abril fue enterrado, pero cuya tumba, 400 años después, sigue sin aparecer; y la licencia de impresión de El Quijote. También hay cuadros, como el famoso falso retrato hecho por Juan Jáuregui para el que Cervantes nunca posó, o el dibujo que Salvador Dalí.

En la muestra se pueden ver las primeras ediciones, sus primeros poemas escritos en 1568, cartas que escribió en su trabajo como recaudador de impuestos o aquella con la que solicitaba un puesto vacante en América.

La exposición se podrá ver hasta el 22 de mayo. En un principio, la Secretaria de Cultura de México mostró interés por que viajara al país, pero como explicó Elvira Marco, responsable de Acción Cultural Española (ACE), organizadores de la muestra, “resulta muy caro por la cantidad de obras que hay que trasladar y los seguros que hay que contratar”.

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