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Vicente Quirarte ingresará mañana a El Colegio Nacional sabiendo que regresará a su casa y rehabitará el Centro Histórico, ese corazón de la Ciudad de México al que ha dedicado sus afanes creativos, académicos y literarios. Entrará a esa institución señera reconociendo a sus maestros, que como él allí estuvieron: Rubén Bonifaz Nuño y José Emilio Pacheco.

“Entrar a El Colegio Nacional entre otras muchas cosas también significa regresar al Centro donde yo nací, regresar al Centro donde me eduqué porque yo iba a la preparatoria, iba a la Alianza Francesa, mi centro de actividades estaba en el Centro, el Centro ha sido mi gran educador, y por eso también estoy presentando en El Colegio Nacional como primeras actividades un curso sobre la Ciudad de México a la cual le he dedicado muchísimos afanes, también cursos sobre Rubén Bonifaz Nuño y sobre José Emilio Pacheco, dos hermanos mayores en todos los sentidos, dos maestros ejemplares y antecesores en El Colegio Nacional”, afirma el poeta, narrador e investigador.

Vicente Quirarte (Ciudad de México, 1954), se convertirá en el miembro 97 de El Colegio Nacional desde su fundación en 1943. Se suma a los escritores Fernando del Paso, Juan Villoro, Ramón Xirau y Gabriel Zaid. Y Tendrá un nuevo espacio para seguir diseminando sus ideas porque si algo distingue a El Colegio Nacional es que sus miembros se obligan a impartir el conocimiento a una parte de la población que no ha tenido acceso a los canales tradicionales de educación.

“El Colegio Nacional permite hacer lo que siempre hacemos pero con un respaldo extraordinario. Cuando uno se gradúa en la Universidad dice: ‘... será la Universidad quien se lo demande, lo mismo pasa aquí, el decreto de creación de El Colegio Nacional dice que una de las obligaciones de sus integrantes es fortalecer la conciencia de la Nación, eso me gusta mucho porque yo creo en ese concepto que se fue forjando desde el siglo XIX con nuestros liberales y se solidificó con la Revolución Mexicana, este concepto de Nación que a veces es tan poco tomado en cuenta, tan despreciado. Creo mucho que la inteligencia, el pensamiento, la sensibilidad fortalecen a un país, lo hacen más poderoso, lo hace más libre y más soberano”, afirma el autor de Elogio de la calle. Biografía literaria de la Ciudad de México, Morir todos los días y La invencible.

Darle la mano a México. Vicente Quirarte está feliz, emocionado, aún incrédulo de su ingreso a esta noble institución: “Yo creo que es alguien más el que está ingresando, que no soy yo, que es mi otro yo. Y eso también es un tema que siempre me ha interesado, la doble personalidad y siempre he pensado que el que está ingresado es otro, que no soy yo”.

Aunque se rige por los mismo preceptos que como académico e investigador en la UNAM, como miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua y como tutor de la Fundación para las Letras Mexicanas. “Uno hace lo que quiere hacer y no lo que lo obliga nadie. Lo que el lema de El Colegio Nacional dice: ‘Libertad por el saber’, ese es el estímulo mayor y la responsabilidad mayor, ser libres a través del conocimiento”, afirma.

Lo que más llena de satisfacción a Quirarte es la oportunidad de conocer auditorios nuevos: “Significa nada más y nada menos que darle la mano a México, tomar al país por la cintura, como nos enseñó López Velarde en La suave patria y tratar de ser digno de esa distinción”, afirma el doctor en Literatura Mexicana que ingresará a El Colegio Nacional con un discurso titulado El laurel invisible, donde desde luego estará nombrada la UNAM, que dice “es mi casa grande. Si no hubiera sido por la UNAM yo no estaría entrando a El Colegio Nacional”.

Vicente Quirarte ha tenido una casa más grande: la palabra México, pues México siempre está en el centro de sus afanes. “Me he dedicado básicamente a la literatura mexicana, tratando de seguir el ejemplo de mis maestros José Emilio Pacheco y Rubén Bonifaz Nuño, también desde la gran idea de Alfonso Reyes de que la manera de ser universales es siendo mexicanos”.

Cuando Vicente Quirarte escucha la pregunta de que si se le ha dado en México el reconocimiento que merece El Colegio Nacional, enfático responde: “Está poniendo el dedo en la llaga. Llega un nuevo gobierno y hay que explicarle lo qué es El Colegio Nacional; o sea, todo país debería de estar orgulloso de tener una institución como ésta pero por desgracia hay un enorme desconocimiento, en general, del trabajo que se hace dentro de El Colegio. Cuando alguien me dice ‘¿Colegio Nacional de qué?’, yo digo ‘Colegio Nacional y punto’. En su adjetivo se encuentra lo sustantivo, la sustancia del país, es El Colegio Nacional porque a semejanza del Collège de France, aquí están representadas todas las ramas del pensamiento en su nivel más alto, lo cual también obliga a un doble trabajo”.

Dice además que la clase política no entiende nada de lo que se refiere al pensamiento creativo, ellos entienden otro tipo de cosas y en cada administración hay que explicarles lo qué es El Colegio Nacional. Así lo afirma Vicente Quirarte que actualmente trabaja en torno a la historia cultural de 1916 rumbo a la Constitución.

“Alguien siempre me dice ‘te lo mereces’. No, yo pienso que entrar a El Colegio Nacional es el principio del camino, es comenzar a merecerlo; yo creo que es ahí donde uno tiene que demostrar que es digno de ese nombramiento”, concluye Quirarte.

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