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Con un tono cómico, el historiador Alfredo López Austin recuerda una anécdota que lo liga con el Diablo. Cuenta que se encontraba en un congreso de medicina tradicional, celebrado en Veracruz, al cual asistió un sacerdote católico, quien le pidió que le hablara de “aquel”. “Llega este señor y me dice: ‘hábleme de aquel’. Me sacó de onda. ‘¿De quién?’, le digo. ‘¡De aquel!’. Hasta que ya por inferencia yo deduje de quién me estaba hablando. ‘¿Y yo por qué?’; ‘sabemos que usted es amigo de aquel’”, comentario que arranca las carcajadas de los asistentes a la conferencia para presentar la segunda edición del libro Cuernos y colas. Reflexiones en torno al Demonio en los Andes y Mesoamérica, realizada este viernes en la XXXVII edición de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería y como parte del homenaje por los 80 años del investigador chihuahuense.
López Austin, editor de la obra, junto con el profesor emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú), Luis Millones, estuvo acompañado por los investigadores Carlos Gorma y Santiago Cortés Hernández, quienes exploraron un poco en el contenido de la obra que recopila los trabajos de Félix Báez-Jorge, José Carlos Vilcapoma y Berenice Alcántara Rojas, entre otros historiadores y escritores.
En su intervención, Gorma recalcó la proximidad y la actualidad que el tema tiene en nuestros días, al mencionar que en la misa que el papa Francisco ofició en Ecatepec, estado de México, durante su visita a nuestro país, éste lo mencionó en su mensaje: “Con el demonio no se negocia, porque no se le puede ganar”. Asimismo subrayó que se puede ver la gran cantidad de nombres que el “chamuco” tiene en las distintas zonas geográficas que investiga o aparecen en el libro.
El historiador Alfredo López Austin también habló de cómo se liga al “Catrín” con la “Catrina”, al Diablo con la muerte, así como de los favores que se le han solicitado, como el amor, la riqueza o las facultades musicales.
“Para conseguir grandes facultades, no nada más de convencimiento, sino en el amor, en las riquezas o poder cantar, poder tocar (…), es lo que más se le pide”.
Los investigadores concluyeron que la obra reúne los datos necesarios para observar la cosmogonía que ha generado en América, entre su parte negativa (lo contrario de Dios y lo bueno) y su parte positiva (la música y las celebraciones).