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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Ante los huecos enormes y los misterios que rodean la vida de Cristóbal Colón, el historiador francés Christian Duverger optó por la novela histórica; así escribió El ancla de arena, una novela en la que no se da mayores atrevimientos en la ficción, pues al contrario, mantiene todo el apego con la biografía puntual del llamado “descubridor de América”.
Lo que logró fue un libro raro, una novela que se sustenta toda en una biografía. “No es una novela histórica tradicional, pero sí aproveché mucho la estructura de la forma de la novela porque considero que la vida de Colón en sí es un tema novelesco y los misterios que giran alrededor de Colón son una novela. Entonces mi trabajo de novelista no fue tanto, porque la vida misma de Colón es una novela”, afirma Duverger en entrevista.
El autor de Crónica de la eternidad y Cortés. La biografía más reveladora asegura que la búsqueda de su investigación lo lleva y lleva a los lectores a huecos, y lo que concretó es que la explicación de los huecos es que Colón hizo el trabajo de borrar él mismo las huellas de su vida y borró absolutamente todas las huellas de su vida anterior a 1492.
“Entonces, como no comentó nada de su vida ni siquiera a sus hijos, lo que hice es utilizar la novela para precisamente enfocar este misterio de Colón que borra las huellas. La novela insiste en revelar los huecos, insiste en los misterios pero no llena los huecos, lo que significa que no ficcioné la biografía de Colón, porque finalmente adentro del libro hay una biografía de Colón que es novedosa, que no es la versión que tenemos en los libros de texto. La ficción la utilicé de otra manera e inventé una intriga que es un poco en paralelo a la vida de Colón a través de los personajes que se mueven”, señala Duverger.
Fue así como situó a dos personajes, un policía que hace la investigación policíaca y que es una especie de figura del historiador que está buscando las pruebas del crimen, y una historiadora jovencita que se dedica a buscar las huellas de Colón.
A la par hay otros dos personajes que son ficticios pero son duplicados de la vida de Colón, dos personas asesinadas que corresponden a los dos casos muy probables que podemos imputar a Colón: el navegante al que Colón le robó la información y las pruebas de la existencia de estas nuevas tierras y su esposa que fue testigo del asesinato del informante.
“Algunas interpretaciones dicen que Colón mató a su informador, Alonso Sánchez de Huelva y que luego mató a su esposa, pero es muy difícil para un historiador porque como yo no quería ficcionar y en la biografía de Colón era muy difícil explicar que Colón mató a su esposa por ser testigo del asesinato del informador, lo que hice fue inventar una especie de intriga paralela y entonces puedo culpar a esos personajes ficticios de las culpas que el historiador tendría que culpar a Colón”, afirma.
Christian Dubverger dice que en la novela histórica clásica el autor tiene la libertad de llenar los huecos de la historia, pero él no hizo eso, pues por ser historiador empezó con una búsqueda normal de historiador. “Me trasladé a Sevilla donde básicamente están las fuentes, en el Cabildo de la Catedral, la Biblioteca Colonbina y en el Archivo de Sevilla, donde hay unas pocas cosas y unas cartas y lo que tenemos es prácticamente nada, entonces hice el trabajo de verificar si realmente era nada o un poco más que nada, pero queda muy poco”, afirma el historiador.
Duverger dice que la dificultad mayor del historiador es que no hay texto y esa es la justificación de la novela. “¿por qué hacer una biografía con los elementos que tenemos, los elementos de archivos es prácticamente nada. El famoso contrato que llamamos Las capitulaciones de Santa Fe, que es el contrato que da le da a Colón el beneficio del comercio con las islas y que firman los Reyes, no figura la firma de Colón. Y además las Cartas de Colón que existen, alrededor de 15, hay que eliminar unas diez que no son de él y nos quedarían cinco que escribió a su hijo Diego pero las firmas que existen ahora en esas cartas no son las firmas de Colón”, abunda el historiador.
Eso lo llevó a emprender El ancla de arena (Suma de Letras) que comienza la aparición de una mujer apuñalada y en paralelo cuenta que en la frontera entre España y Francia, un comando policiaco captura a un grupo terrorista que lleva de contrabando un manuscrito antiguo para venderlo en el mercado negro. La revelación es que en los dos casos está el Diario de a bordo atribuido a Cristóbal Colón.
“Tenemos muy pocos documentos de la mano de Colón, entonces prácticamente no hay nada para escribir a partir de fuentes originales y las fuentes secundarias son muy pobres, con lo cual sólo quedaba una novela y una biografía con huecos”, dice Duverger.