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Como si del inicio de una novela se tratase, unas cartas ocultas durante casi un siglo en un sótano guardaban un secreto: la correspondencia de alto contenido erótico de una dama en la Francia de los años veinte, que ahora se publican en español con el título de La pasión de Mademoiselle S.
Simone debió de ser una mujer de clase alta, aunque no se sabe nada de ella, salvo que dejó casi 200 cartas en las que da cuenta de su tórrida relación con su amante sin escatimar ningún detalle íntimo, con un lenguaje procaz vetado a una dama de su época.
Casi un siglo estuvieron ocultas hasta que el embajador francés Jean-Yves Berthault las halló, por azar, mientras ayudaba a una amiga a vaciar un sótano y se tropezó con una cartera de cuero oculta en una caja sobre la que habían apilado tarros de conserva vacíos.
Desde que leyó el primer folio -recuerda en una entrevista- se dio cuenta de que "tenían un interés histórico" y pensó que "quizá valía la pena publicarlas". Ahora, una selección ve la luz en España y Latinoamérica con el título de La pasión de Mademoiselle S (Seix Barral).
Para ello, Berthault dedicó "muchas noches y fines de semana" mientras era embajador en Brunei a leerlas, clasificarlas e intentar reconstruir su cronología, pues muy pocas estaban fechadas. La correspondencia, algunos de cuyos originales se reproducen en el libro, se mantuvo entre 1928 y 1930.
En las cartas, Simone pone por escrito las experiencias sexuales, incluidas algunas masoquistas, que vive con su amante, Charles, a quien van dirigidas las misivas y por quien siente una pasión obsesiva.
Lo que más sorprendió al embajador era la contradicción entre "el clasicismo del estilo -están escritas en un francés muy bello- y el uso de unas palabras tremendamente audaces", no propias de una mujer de su clase social.
Y es que, aunque no se sabe quién fue Simone -Berthault cambió los nombres y lugares para proteger su identidad por si, incluso un siglo después, alguien pudiera adivinar quién fue-, a través de la lectura se puede adivinar que era de una familia burguesa, con una buena educación y que viajaba mucho.
Aunque la historia puede atraer por su contenido sexual en un momento en el que cierto tipo de literatura erótica sigue de moda, Berthault asegura que "acercarse al libro buscando solamente el aspecto pícaro de la historia no es suficiente", también hay una lectura que es "la de la pasión y el sentido del sacrificio".
Además es "un documento sociológico muy interesante sobre un momento muy íntimo de la vida de una mujer", en el que se habla del feminismo de la época, de la liberación progresiva de la mujer, de lesbianismo o de homosexualidad.
En la introducción del libro, el embajador propone al lector "una magnífica y trágica historia de amor, unida a una neurosis obsesiva" que le ha "conmovido profundamente".
En Francia se han buscado semejanzas con Cincuenta sombras de Grey, aunque el embajador no ve "mucho punto de comparación", pues el éxito editorial de E.L. James es una construcción literaria y La pasión de Mademoiselle S. es "una correspondencia espontánea, real, con todo sus defectos y virtudes".
Berthault intentó comprender "el funcionamiento intelectual, moral y sensible" de Simone, para lo que incluso consultó con psiquiatras, y se ha preguntado muchas veces qué pensaría al ver sus cartas ahora publicadas.
El embajador sabe que fue ella quien las conservó -cuando una relación terminaba era habitual devolverse las cartas- pues en la misma cartera en las que las halló había otras de una relación posterior con otro amante.
Aunque fue una mujer que "sufrió mucho", nunca se decidió a destruirlas. "Le importaban, si no las habría tirado, y si no lo hizo es porque sabía que eran algo extraordinario y no podía aceptar la idea de ver cómo todo desaparecía como humo".
sc