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En agosto nos vemos, la novela inédita de Gabriel García Márquez, fue uno de esos mitos literarios que generó muchos comentarios, en los últimos años, entre los círculos editoriales y los amantes y estudiosos de la obra de nuestro Nobel.
Para fortuna de los millones de seguidores de obra del autor de Cien años de soledad, su novela sin terminar es uno de los valiosos documentos que hoy reposan en el Harry Ransom Center, de la Universidad de Texas (EU).
Muchos de los invitados especiales que viajaron hace poco a la apertura formal del archivo personal de Gabo hablaron de las cartas personales de él con personajes famosos y de los borradores de varios de sus libros. Sin embargo, a casi nadie se le ocurrió pedir su novela inédita, uno de los secretos más valiosos de este archivo.
Siguiendo su olfato periodístico, Patricia Lara Salive tomó hace pocos días un avión hasta la ciudad de Austin, para meterse como una ratona de biblioteca en el archivo de Gabo. Y lo primero que pidió, claro, fue su novela inédita.
Al llegar e inscribirse, ella cuenta que la hicieron despojar de chaquetas, cartera y todo tipo de artículos. Sólo le proporcionaron un lápiz y unas hojas. “Toman todas las precauciones. Te dejan fotografiar con el celular, previo permiso”, explica.
“Yo sabía que la novela estaba ahí, porque Rodrigo García (el hijo cineasta de García Márquez) me había contado que habían entregado varias versiones. Es más, yo les pregunté: ‘¿Y por qué no la sacaron?’. Pero él me dijo que no estaba lista y que era la decisión que se había tomado en la familia”, comenta Lara.
Trama con sabor caribe
Luego de devorársela, por espacio de tres horas, la periodista contó detalles de la estructura, la trama y su mirada sobre esta obra desconocida del Nobel.
“Es la historia de una mujer cuya madre murió en una isla del Caribe. Y entonces, ella va todos los 16 de agosto, que es el aniversario de la muerte de la madre, a visitar la tumba. Ella está casada con un director de una conservatorio de música y llevan un matrimonio feliz, pero se vuelve una rutina que se quiebra el día de esa visita a la isla: ella le es infiel al marido”, cuenta la periodista.
Entre los diferentes hombres con los que tendrá encuentros furtivos la protagonista, están un obispo, un criminal que es buscado por las autoridades, pero, en particular, uno que la marca para siempre. Pues al día siguiente cuando despierta, el hombre ya se ha ido, y le ha dejado un billete de 20 dólares en un libro. “Eso la hiere profundamente, pero se le vuelve una obsesión”, anota Lara.
La periodista comenta que leyó una versión que decía ‘enviada a Carmen Balcells’, pero no precisa su extensión, pues se trata de un borrador impreso por Gabo. “Está corregidas con su puño y letra –dice–, con anotaciones como ‘acá falta esto’ o correcciones de palabras”.
Al analizar el estado en el que se encuentra la novela, Lara opina que solo le faltaba muy poco de trabajo de edición al manuscrito final.
“Digamos que hay un pedacito que es el que más falta; donde no está el nombre de la mamá de la protagonista, que Gabo no se lo puso. Por eso digo que es muy admirable que la familia haya respetado su decisión. Porque su hijo Rodrigo escribe muy bien. Leer un guion de cine de Rodrigo es una pieza literaria maravillosa, y él podría perfectamente haberle hecho los retoques, y haberle puesto el nombre que faltaba y ya”, comenta la periodista.
Otro de los detalles curioso de la historia es que en una oportunidad en que la protagonista se acerca a la tumba de su madre, ve que sobre ella hay una gran cantidad de flores marchitas, que alguna vez debieron ser muy bellas. Cuando habla con el hombre que cuida el cementerio, este le dice que hay un hombre que viene a ponerle flores una vez al año a esa tumba. “O sea que la mamá también tenía su amor secreto”, anota la periodista.
Homenaje a una madre
Aunque a primera vista parecería otra historia de amor de Gabo, de esas que remiten a El amor en los tiempos del cólera, Lara siente que es “una historia que debió basarse, como todos los libros de él, en alguna historia de la realidad, pero no es de amor”.
“Más bien es una historia de amor muy lindo a la madre. Y la novela termina en que a la protagonista se le vuelve una obsesión no volverse a encontrar con ese hombre idealizado y decide que ya no quiere volver a ese sitio para no tener que sufrir. Entonces, finalmente opta por exhumar los restos de su madre y se los lleva”, cuenta la periodista.
Fueron muchos los sentimientos que Lara –amiga personal del Nobel y de su familia– tuvo, cuando cerró la última página del libro: “por un lado la alegría de haberme encontrado la voz de él maravillosa y nueva, porque es inédito. Es volver a leer una obra de Gabo. Pero también está la nostalgia de que eso no volverá a ocurrir”, agrega.
La periodista se siente admirada que la familia de Gabo, a diferencia de lo que han hecho tanta parentela de escritores famosos fallecidos, haya respetado su decisión final con esta novela. “Cuántos descendientes de autores famosos no han optado por publicar sus textos inacabados, por temas económicos”, comenta.
Sin embargo, no está segura de si este libro será digitalizado. “Yo entiendo, según me dijo alguien de la universidad, que la familia cedió todos los derechos salvo la novela. Están digitalizando el archivo para consulta pública, pero no sé si la novela vaya a ser digitalizada. Pero al que vaya allá y pida la novela se la dejan ver”, concluye.
Otras curiosidades
Patricia Lara cuenta que entrar al archivo de la Universidad de Texas es algo único. Por eso tiene pensado regresar a seguir buscando curiosidades de Gabo y de otros escritores. “Hay cosas maravillosa. Por ejemplo, comencé a mirar ‘Noticia de un secuestro’ y están sus correcciones a mano, pero además la libreta de notas sobre el texto donde él dice: ‘hablar con esta persona sobre este hecho’, ‘falta precisar este detalle’. Es toda una clase de periodismo. Está su libreta de direcciones e incluso hay una referencia a mí que tampoco sé de qué se trata porque yo ya me iba, cuando la vi”, dice.
cvtp