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Guadalajara.- El 17 de diciembre de 2014 el escritor Leonardo Padura observó, como lo hicieron millones de cubanos, en la televisión un suceso histórico. Los presidentes de Cuba y Estados Unidos anuncian un proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas y vínculos económicos; un cambio histórico de la política de Washington hacia la isla comunista después de medio siglo de enemistad que se remonta a la Guerra Fría.
“Mi expresión fue: ‘¡Coño!’. Estaba oyendo una cosa que no pensaba escuchar, mi esposa estaba llorando, mi madre, de 87 años, dijo que era un milagro de San Lázaro porque el 17 de diciembre es el día del santo milagrero al que se le hacen procesiones y promesas, un santo en el que creen muchos cubanos”, dijo el escritor en conferencia de prensa en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
El autor de Aquello estaba deseando ocurrir y ganador del Premio Princesa de Asturias 2015 indicó que las relaciones de Cuba con EU es una situación que hasta ahora ha tenido connotaciones políticas y diplomáticas, pero todavía no ha pasado a la esfera económica y por lo tanto a lo social y a la vida cotidiana cubana. “Es muy aventurado escribir algo sobre este tema. La novela que estoy escribiendo ahora posiblemente termine el 16 de diciembre de 2014, es decir, un día antes de que Cuba y Estados Unidos restablecen relaciones, en un mundo en el que parecía que no iba a pasar nada porque ya estábamos en una situación en la que había pequeños cambios”, dijo.
Añadió que es preciso esperar la evolución de este acontecimiento. “El hecho de que la tensión entre Cuba y Estados Unidos que se sostuvo durante más de 50 años, descienda, es algo que los cubanos sentimos como un alivio. Que los dos países se sienten a hablar es una enseñanza para el resto del mundo y una enseñanza para el interior de la sociedad cubana”, sostuvo.
El autor de obras como Vientos de cuaresma, Máscaras, Paisaje de otoño y Adiós, Hemingway, y que presentará hoy a las 18 horas en la FIL el libro Aquello estaba deseando ocurrir (Tusquets), indicó que es un escritor muy inseguro. “Necesito confrontarme con un grupo de lectores, pero la primera lectora es mi esposa, es mi lectura más despiadada, es quien me dice qué no sirve, que debo buscar otras soluciones cuando algo no funciona”, contó.
Explicó que a diferencia de otros autores cubanos contemporáneos que también se dedican a escribir sobre la cotidianidad cubana, es un autor reflexivo. “Confío en que la literatura cubana siga creciendo, que siga encontrando sus causes, que siga aprovechando los espacios de libertad que se han ganado aunque no son todos los que deberían de ser, pero existen. Pedro Juan Gutiérrez, Wendy Guerra y yo, que somos los que vivimos y trabajamos en Cuba, lo estamos demostrando”, dijo.
Y agregó: “Cuba siempre ha tenido una literatura muy potente y la seguirá teniendo. Lamentablemente el mercado editorial en los últimos 30 años tiene preferencia por un tipo de ensayísitca y la novela, y mucho menos la poesía y el cuento. Y, posiblemente, lo más importante de la literatura cubana se esté escribiendo en el cuento y en la poesía, pero son poco conocidos en los circuitos internacionales”.