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La escritora y traductora María Kodama, viuda de Borges, presentó hoy con "2016 Año Borges", los actos que se harán el próximo año por los 30 años de la muerte del autor de El Aleph, un tiempo de ausencia que ha sido "complicado", pero que se suaviza con "el cariño de la gente" por la obra del autor, dice.
"Se va a cumplir el trigésimo aniversario de su muerte y siento que todo ha sido duro, sobre todo, en los primeros tiempos con media docena de monstruos que tuve al ataque; pero bueno, nunca me involucré, me quedé fuera y el tiempo lo pone todo en su sitio", explica la escritora argentina de 78 años, quien protege y custodia el legado de Borges.
María Kodama presenta esta noche en Madrid el primer acto de homenaje al gran escritor argentino en el Centro de Arte Moderno, que, junto con la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, han organizado los actos programados para el año que viene con una gran exposición en la Casa de América, conferencias, mesas redondas, proyección de películas y otros eventos.
"Se trata no ya de que haya muchos actos y reediciones, que los habrá, sino de que el nombre de Borges sobrevuele todo el año, que esté presente su figura", dice Raúl Manrique del Museo y Centro de Arte Moderno.
"A mí me gustaría que se le recordara a través de sus obras con ese reconocimiento que tuvo en vida, y que la gente me lo recuerda cuando viajó por el mundo dando conferencias o charlas. Me ayudan a sentir una cosa mágica y es que me hacen sentir que está vivo, aunque sé que no está", explica Kodama, quien estudió con Borges desde los 16 años y con el que se casó poco antes de su muerte.
"Borges tuvo el cariño de la gente en vida y después también. En Buenos Aires, por ejemplo, cuando aún se manejaba solo y salía mucho en taxi, al final del trayecto abría la cartera y le decía al chófer: 'sírvase', y siempre le decían: "no maestro, como le voy a cobrar' y nunca pagaba".
"Le querían mucho, era muy humilde y no se jactaba de nada", relata la escritora y profesora entre muchas anécdotas, de su rica vida juntos.
"La mejor enseñanza que me ha dejado Borges es disfrutar de la vida, que la vida es maravillosa. Viajábamos mucho, estudiábamos mucho idiomas...Todo era muy divertido, nos lo pasábamos muy bien. La vida era un juego con él", precisa.
La viuda del escritor asegura que es difícil que salga alguna cosa escrita inédita del autor de Ficciones.
"Sólo tengo dos textos con los que no sé bien lo que haré, dice, porque como él corregía y hacía tantos borradores, pues no sé bien. Uno es un prólogo para el libro de los muertos egipcios y otro es como una especie de obra teatral, por una petición, que le encargaron cuando hubo un momento que se creía que Venecia se podía hundir porque se iban a destruir sus cimientos".
María Kodoma asegura que Borges dejó un poema maravilloso como legado al mundo, "y más en estos tiempos tan duros que estamos viviendo. Creo -continúa- que su poema 'Los conjurados' es su testamento para la humanidad. Él amaba Suiza. Su familia se refugió en Suiza en la Segunda Guerra Mundial y en su adolescencia le quedó la forma en la que este país acogía a los refugiados".
"El poema habla de que Suiza está formado por distintos países con diferentes lenguas y religiones; pero, que por voluntad, deciden formar un país respetando las diferencias. Sabía que era difícil, pero decía que es a lo que aspira todo el mundo y que ojalá fuera algo profético", concluye la viuda de uno de los escritores más importantes del siglo XX.
sc