Un homenaje en toda la extensión de la palabra a la obra, vida y pensamiento del artista francés es el libro “Marcel Duchamp. Un juego entre mí y yo", del también ilustrador y diseñador galo Francois Olislaeger, de reciente aparición en México.

Publicado por Turner en su colección El Cuarto de las Maravillas, La publicación fue editada en páginas con imágenes en blanco y negro que se despliegan para formar una especie de biombo de varios metros de largo en las que el autor de “La Fuente” cuenta su vida y su obra, mientras “camina”.

En entrevista, Francois Olislaeger (Lieja, 1978), explicó que el libro fue concebido con la forma en la que fue publicado, un poco al estilo de las cajas que elaborara el artista francés, en blanco y negro como muchas de sus obras y por el tablero de ajedrez, al que era aficionado.

Además, subrayó, con este formato se dio libertad al lector en el orden de la lectura en cada página y también dentro de las mismas páginas, y que éstas se desplieguen tiene que ver con su forma de ver a Duchamp como un caminador, quien lleva al lector a un paseo con él.

Pero al mismo tiempo se cumple el objetivo de que el lector vaya haciendo el libro, en una especie de muestra de admiración a la idea del vanguardista francés, de que es el observador quien hace la obra de arte, recalcó.

Igualmente, dijo, el diseño de las páginas está pensado a manera de un paisaje, que al verlo el lector, con la libertad de que goza, puede ver la parte de la vista que le gusta, para así reconstruir y dar sentido a la obra de la manera que quiera.

También, en seguimiento al pensamiento de Duchamp, hay un grado de caos, de ser contestatario y no seguir los lineamientos, con lo que la lectura se vuelve libre, puntualizó.

Explicó que eligió a Duchamp (1887-1968) para hacer este libro porque es el artista más representativo de la escena contemporánea y el francés fue el que estableció las bases de lo que a partir de su momento y hasta la actualidad se hace.

Del título del libro, mencionó que se basa en una frase que el también autor de “Rueda de Bicicleta” utilizó, como otras más que utiliza en el volumen.

Recordó que Duchamp fue el creador del ready-made, era un jugador de ajedrez y decía que le gustaba observar su vida y actuar en ella, esto quiere decir que introducía la realidad, la vida diaria en el quehacer artístico.

Que el libro sea en blanco y negro y con un diseño simple tiene que ver con la idea del creador de que el arte debe ser más bien funcional que estético, y el volumen es más narrativo que artístico, y debe cumplir una función simple.

Pero además fue pensado de esa forma por las revistas que se publicaban en la época de Duchamp, en los años 30 y 40 del siglo pasado, que eran esencialmente monocromáticas.

Se refirió a la obra “La Fuente”, y comentó que la pieza, un mingitorio firmado con un pseudónimo, la preparó para la exposición de 1917 del Salón de los Artistas Independientes en Nueva York, que había establecido que toda obra sería aceptable siempre que no fuera pornográfica.

Era un momento en el que Duchamp se atrevía a ir a los límites del arte y pensaba que cualquier objeto ordinario podía llamársele una obra de arte si era descontextualizado de su sitio original, y los organizadores de la muestra no lo pudieron objetar, anotó.

Sin embargo, acotó, tampoco estaban dispuestos a exhibirlo, se escandalizaron, y lo escondieron detrás de una pared, de esa forma se volvió la pieza más famosa del artista, junto con “Rueda de Bicicleta”.

Cabe mencionar que finalmente “La Fuente” original se perdió, pero en los años 60 Marcel mandó a hacer varias réplicas que ahora son exhibidas en el mundo.

Por último, expuso que para el artista una forma de escapar, de enfrentar la realidad era escapar a la infancia, tener un espíritu inocente, y que Marcel empezó a trabajar en las tiras cómicas, que tienen como características el humor y lo satírico hacia lo establecido.

rqm

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