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Fernando del Paso ni siquiera esperaba que ayer el Premio Cervantes de Literatura le fuera concedido. Si acaso tenía una cita importante era para recibir el Premio Granito de Arena en el Paraninfo de su otra casa, la Universidad de Guadalajara; pero temprano, una llamada le cambió el día y la existencia, pues el célebre autor de Noticias del Imperio se convertía en el sexto mexicano en ganar el prestigioso galardón que recibirá cuando tenga 81 años.
Entonces vino el ajetreo acompañado de la máxima felicidad. La coronación de su obra, diría más tarde. La culminación de su escritura. La vorágine entró a su casa y se metió casi a su cama. Allí le llegó la noticia apenas pasadas las seis de la mañana. Venía cargada de reconocimiento a una obra magnífica, avasalladora, profunda y obsesivamente amorosa con México.
“Suplico a las autoridades de este y todos los estados del país, y a las autoridades federales, comportarse de tal manera que acepten y combatan los males de nuestro México, provocados por su ineptitud y su codicia ante los 50 millones de pobres, empobrecidos y desempleados que malviven con salarios mínimos, de miseria, víctimas del crimen organizado, las extorsiones y la corrupción. Que se les ocurra dejar de cooperar a su historia y a la grandeza de su territorio con granitos de pólvora, mejor con granitos de arena”, expresó el narrador ayer en su discurso de recepción del Premio Granitos de Arena que otorga el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Jalisco (CECA).
Ahí abonó a otro discurso que dio después de un largo tiempo de silencio por los múltiples infartos cerebrales que ha sufrido. En Mérida, Yucatán, cuando el pasado marzo recibió el Premio Excelencia de las Letras José Emilio Pacheco, dijo que México se estaba desmoronando por la violencia y el narcotráfico y señaló que el país se nos estaba escapando de las manos.
El jurado del Cervantes, reunido en el ministerio de Educación, Cultura y Deportes de Madrid, había decidido en una reñida votación, otorgarle el premio. “Fernando del Paso ha sido elegido ganador del Premio Cervantes por su aportación al desarrollo de la novela, aunando tradición y modernidad, como hizo Cervantes en su momento”, decía el Acta del Jurado leída por el ministro Iñigo Méndez de Vigo, quien agregó que sus novelas “llenas de riesgos, recrean episodios fundamentales de la historia de México”.
La académica Inés Fernández, presidenta del jurado, dijo que Fernando del Paso “ha desarrollado una literatura que asume riesgos y es innovadora. Su obra forma parte de la historia de la literatura latinoamericana”.
Reconocimiento a un grande. La emoción embargaba al narrador que también es pintor, dibujante, diplomático, académico y publicista. No sólo dijo: “Me siento anchísimo, como un guajolote” a la pregunta de cómo le cayó la noticia del Cervantes, sino que también selló su discurso público al recibir el Premio Granito de Arena con una frase jubilosa y amenazante: “Aquí estoy Jalisco, y no me rajo”.
En el Paraninfo de la Universidad, Del Paso señaló que en esos momentos de alegría lamentaba las ausencias de su entrañable amigo Hugo Gutiérrez Vega y de Carmen Balcells, su agente y amiga durante 50 años. Confesó que la preferida entre sus obras es Palinuro de México, pues se trata de una autobiografía recreada, y al responder si ahora espera el Nobel de Literatura, bromeó: “(Espero) una oración fúnebre”.
Sin embargo, nada de fúnebre hubo alrededor de él. Lo que hubo fue felicidad, tras la ceremonia de premiación en Guadalajara vino una comida y un brindis celebratorio al que lo acompañó su familia, entre ellos su esposa Socorro y su hijo Alejandro del Paso, quien dijo que su padre está feliz por el galardón, lo mismo que la familia.
“La verdad, el orgullo se queda cortó, pues está la enorme emoción de saber que mi papá está recibiendo los reconocimientos, porque uno que conoce la dedicación, la pasión y el talento que tiene sabe que es un merecimiento a la vida que afortunadamente se le da a pesar de las adversidades de salud que ha enfrentado y superado”, afirmó Alejandro del Paso.
Dijo que hay reconocimientos que ya no le tocan a las personas en vida, pero que a su padre le han llegado sin buscarlos. “A mi padre lo recuerdo siempre escribiendo, leyendo, pero ante todo lo veo con su entrega”.
Por delante, Del Paso tiene muchos proyectos literarios que la enfermedad y convalecencia han postergado; pero hay a su alrededor mucho aprecio y reconocimiento. En el Museo Raúl Anguiano se exhibe parte de su trabajo como pintor, pues él mismo ha repetido que: “Dibujar es una venganza de mi mano izquierda al acto de escribir”.
Del Paso recibirá el Premio Cervantes de Literatura, dotado con 134 mil dólares, el próximo 23 de abril de manos del rey Felipe VI en una ceremonia solemne que tendrá lugar en la Universidad de Alcalá de Henares, localidad situada a 17 kilómetros de Madrid y donde hace más de 450 años nació el autor del Quijote.