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El cubano Leonardo Padura afronta "con optimismo" el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, un proceso que a sus 60 años pensó que ya no vería y que beneficiará "a la gran masa" de un pueblo que ha sufrido "tanto sacrificio y tanta carencia" que "merece un futuro un poco mejor".
El creador del detective Mario Conde se expresó así en una rueda de prensa en Oviedo (norte de España) donde el viernes recibirá el Premio Princesa de Asturias de las Letras, que asume "con orgullo" en nombre de la literatura cubana, distinguida por primera vez en los 35 años de historia de los galardones.
Pese a la escasa repercusión que, según afirma, el premio ha tenido en Cuba, Padura asegura sentirse satisfecho con el trato que recibe de sus lectores en su país, "un premio insustituible porque lo dan los que realmente sienten mi literatura", una labor que ejerce, según dijo, "con total responsabilidad y gran libertad".
El momento "histórico" del acercamiento cubano-estadounidense fue recibido en La Habana con lágrimas tanto por su madre como por su esposa y, a la espera de futuras decisiones sobre el levantamiento del embargo económico, el hecho de que baje la tensión política y militar entre ambos países "ya es una ganancia importante y lo que ocurra a partir de ahora hay que mirarlo con optimismo".
"Después de tantos sacrificios y tantas carencias que hemos vivido, unos más y unos menos, los cubanos nos merecemos un futuro un poco mejor y, si no hay tensiones políticas ni miedo a posibles soluciones drásticas pues mucho mejor", subrayó.
Padura incidió además en el hecho de que algunos países de la Europa del Este que vivieron durante décadas bajo la órbita de la Unión Soviética son ahora los más reticentes a abrir sus fronteras para recibir a los refugiados que intentan llegar a Europa huyendo de guerras como la de Siria.
Esa actitud "poco elegante" con personas que huyen de un conflicto le hace pensar qué significó realmente "la experiencia del internacionalismo proletario y de la solidaridad internacional" dada esta respuesta de países "que fueron comunistas durante cuarenta años" tras pasar por un proceso de cambio económico y político.
En su comparecencia ante los periodistas, Padura tuvo también recuerdos para el edificio "más lujoso de Asturias" que, afirma, está en La Habana -el antiguo Centro Asturiano actual sede del Museo de Bellas Artes- y también recordó su primera visita a España en 1988 para asistir a la primera edición de la Semana Negra de Gijón.
Ese viaje, su segunda salida de Cuba tras un periodo en Angola como periodista, lo hizo con cuarenta dólares en el bolsillo "y esperando a que alguien invitara para poder tomar un café", pero le permitió conocer a los principales escritores del género en el que volcaría su obra posterior, la novela negra.
El autor de "Vientos de cuaresma" recordó la generosidad de autores como Manuel Vázquez Montalbán y la posibilidad de comprar libros de segunda mano para llenar una maleta en la que viajaba "La soledad del mánager", la novela de la serie de Pepe Carvalho que cambió su concepción de la novela policiaca, limitada hasta entonces a clásicos como Raymond Chandler y Dashiell Hammett.
"El staff de escritores de aquella primera edición no se repitió después, pero Gijón forma parte inseparable de mi biografía humana y literaria", apuntó antes de señalar que, tras esa visita, rechazó "manchar esa experiencia" con el viaje a la extinta URSS al que se había hecho acreedor con un premio literario cubano.
No obstante, asegura sentirse arrepentido de no haber conocido el Moscú previo a la Perestroika para ambientar años después su novela "El hombre que amaba a los perros", ambientada en torno a la figura de Leon Trotsky y su asesino, Ramón Mercader.
De dicha obra, aseguró, llevó a Oviedo un ejemplar para entregárselo a otro de los premiados, Francis Ford Coppola, porque "nunca se sabe" si estaría dispuesto a convertirla en película, un proyecto sobre el que ya trabaja con una productora francesa pero del que eludió desvelar ningún detalle.
rqm