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Salman Rushdie reviró contra la amenaza que le ha aquejado desde la publicación de “Los versos satánicos” en 1988. El escritor británico de origen indio arremetió, más que contra el Estado Islámico, contra el Occidente, que “no tiene estómago para mandar al ejército a Irak después de lo que sucedió la la última vez".
Ante las pocas o nulas medidas tomadas por los organismos involucrados y países capacidad de respuesta militar, que “se limitan a contenerlo (al Estado Islámico) en lugar de derrotarlo”, el nacido en Bombay en 1947 sentenció para la revista italiana “Venerdi”: “Basta de intelectuales cobardes y de políticos tímidos. Es el momento de desafiar a quien amenaza. Hay que destruir al Estado Islámico.
“Lo más preocupante me parece la indisponibilidad de las instituciones y personas influyentes a reaccionar. Nos limitamos a contener, no a desafiar a quien amenaza”, argumentó.
Para Rushdie, “como seres humanos nos alimentamos de la belleza y ellos la destruyen. Su objetivo (el del EI) es demostrar horror en el público, y lo están logrando sin duda”. En diversas ocasiones la Unesco ha expresado indignación por la destrucción del patrimonio en Medio Oriente perpetuada por los radicales islámicos. Mientras los yihadistas avanzaron por Irak y Siria, representantes del organismo internacional se estacionaron en el estrado para reiterar la frase “crímen de guerra”.
La entrevista ofrecida por el autor al suplemento semanal del periódico “La Reppublica” se dio en el contexto de la próxima publicación de la novela “2 años, 8 meses y 28 noches”, en la que aborda el terrorismo suicida y la destrucción de “falsos dioses”.
“Muchas escenas son sacadas de la actualidad. Ciertamente la aparición de EI marca la culminación de uno de los grandes acontecimientos filosóficos de los últimos decenios”, plantea Salman. Quiero decir que si antes la dialéctica de la historia era la marxista entre capitalismo y socialismo, hoy parece estar convirtiéndose entre fe y laicidad”.
“Los versos satánicos” desataron el desagrado de los fundamentalistas islámicos. En países musulmanes se prohibió la novela y se quemaron ejemplares. El ayatolá Ruhollah Jomeini proclamó una fetua en 1989 condenando a muerte a todo individuo relacionado con el libro, incluyendo al propio autor. Desde entonces Salma Rushdie permaneció bajo protección del Estado británico las 24 horas al día.
El actuar avasallador de los radicales no fue reprobado solamente por Salma Rushdie. En junio pasado, el magistrado español Fernando Pignatelli, experto en derecho humanitario y crímenes de guerra, dijo en Bolivia durante un encuentro sobre protección de los bienes culturales en situaciones de conflicto y guerra que “la Unesco, aparte de lamentarse en notas muy sentidas (…), realmente está haciendo muy poco”.
“Para hacer algo se necesita alejar a los bárbaros de los lugares culturales”, priorizó.alejar a los bárbaros de los lugares culturales”, priorizó.
rqm