Con el público de pie entonando el Goya universitario, el escritor Carlos Monsiváis fue recordado a cinco años de su muerte por sus más cercanos amigos y colaboradores: Elena Poniatowska, Rafael Barajas “El Fisgón”, Marta Lamas, Jenaro Villamil, Carlos Bonfil, Alejandro Brito, Rolando Cordera, Fabrizio Mejía Madrid y Jean Franco, en la Sala Miguel Covarrubias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Poniatowska, galardonada con el Premio Cervantes 2014, recordó que Monsiváis llegó en su ataúd hace cinco años a Bellas Artes y le colocaron encima la bandera gay, y con el recuerdo de su funeral en el recinto de mármol, leyó el discurso que le dedicó aquel día: “Tu mensaje fue enseñarnos que si tomábamos las riendas y nos rescatábamos unos a otros seríamos democracia. Tu mensaje fue ennoblecernos, hacer que creyéramos en nosotros mismos”.

Retomó la indignación de “Monsi” en el caso Acteal, que fue tan elevada, que aunque nunca decía groserías, esa vez exclamó: “¡Ahora sí que no tienen madre!”. Rescató también que el movimiento estudiantil del 68 fue lo que el escritor siempre buscó por ser ejemplo de “levantamiento popular y resistencia civil”. Y concluyó “¿Qué va a hacer México sin ti, Monsi?” por considerarlo el que siempre rescataba a este país con sus certeros comentarios en su columna semanal Por mi madre, bohemios.

“El Fisgón", caricaturista y fundador de El Chamuco describió al ensayista como un “niño prodigio, un intelectual público, un crítico inclemente, un escritor polifacético y prolífico y un símbolo sexual atípico”, lo que generó una carcajada entre el auditorio que se encontraba lleno.

El monero prosiguió y calificó al autor de Sobre el metro las coronas, como “un erudito multidisciplinario, un filósofo mexicanista tardío, un liberal juarista incrustado en el siglo XX, un activista comprometido con las causas más pérdidas del país, un conocedor profundo de la literatura, el arte, la historia, el cine y los gatos, pero hasta donde sabemos no fue ningún santo”; el público volvió a reír.

Marta Lamas refirió que Monsiváis "conoció en carne propia la discriminación, pues fue hijo de madre sola, fue pobre, protestante y homosexual. Él lo dijo: me tocó nacer del lado de las minorías, pero su prodigiosa inteligencia lo convirtió en una de las figuras notables de la cultura, la política y las letras de nuestro país".

La fundadora de Debate feminista lo calificó como un "poderoso influyente y aliado", y relató cómo ayudó a trabajadoras independientes a entrevistarse con Ignacio Vázquez Torres, entonces titular de la delegación Cuauhtémoc, quien se había negado a recibirlas.

"Él tomó el teléfono y habló directo a Vázquez Torres: 'Nacho, ¿cuándo me recibes?'; 'pues cuando quieras', le respondió. Monsiváis nos acompañó y no se pueden imaginar la cara del delegado cuando entró Carlos y detrás de él las trabajadoras y yo".

Carlos Bonfil, crítico de cine y traductor, co-autor de A través del espejo. El cine mexicano y su público, refirió que el homenajeado era un aficionado al cine con gusto por las comedias musicales, el western, por los perfiles y trayectorias de Marlon Brando, Joaquín Pardavé o Consuelo Guerrero de Luna.

Alejandro Brito, director general de Letra S, destacó que el cronista compartía orgullo y entusiasmo por pertenecer a una comunidad global “que ha dado muestras de vitalidad y solidaridad indiscutibles. Carlos estaba al tanto de todas las expresiones de la cultura gay, y cada avance en los derechos de las minorías sexuales los tomaba como victorias contra el prejuicio y la intolerancia”.

Agregó que los lectores de la columna Por mi madre, bohemios, "sentíamos un alivio justiciero por el desagravio realizado por el implacable Erre, álter-ego del cronista, que parece hacerse presente en cada meme" que se burla de las declaraciones de quienes ostentan el poder sin importar a cuál partido pertenezcan.

Rolando Cordera, economista y doctor honoris causa por la Universidad Autónoma Metropolitana, describió al escritor como un "zar de la crónica y dictador implacable de la nota y el ensayo, pionero de la crítica de la cultura nacional y popular. Por más de 50 años fue motivo amable e imperioso para acercarse a la cultura, así como a las causas perdidas o por perderse, en México".

Jean Franco, crítica literaria de origen británico y ganadora del premio Carlos Monsiváis 2012, dio muestra del sentido del humor del homenajeado al relatar la anécdota de una reunión con el escritor en Los Ángeles, en la que tomaron un café. "De repente Carlos se metió debajo de la mesa. Yo pregunté: ¿Qué pasa, Carlos? Y él dijo: Aquí viene López Portillo".

Los ponentes coincidieron en que el autor de crónicas como Diez segundos del cine nacional (1995) y El bolero (1995) siempre fue un defensor de las causas justas, y a cinco años de su muerte, el mejor homenaje que se le puede rendir es leerlo porque “su voz habla y habita”, concluyó el escritor Mejía Madrid.

sc

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