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Nació en 1915, mismo año en que Mariano Azuela pública Los de abajo, quizá la primer novela mexicana del siglo XX.
En el centenario de su natalicio, ¿qué nos dice la obra de Rafael Bernal en la actualidad?
Creo que a la fecha la obra de Rafael Bernal sigue siendo mal editada y distribuida, al grado que muchos lo ven como el autor de un sólo libro, el clásico El complot mongol, pero hay una obra dispersa esperando ser conocida como Gente de mar y Caribal. Conaculta publicó hace unos años Siete cuentos del trópico, pero hace falta mas ruido. Si el Fondo de Cultura Económica no lo hubiera reeditado en los 80, nadie hablaría de él.
¿A qué se deberá que se trate de un autor un tanto borrado del canon literario?
Definitivamente es un autor soslayado por su militancia política Sinarquista, algo muy criticado por la opinión de la intelectualidad. Vivimos una cultura en la que, para bien o para mal, los pensadores de izquierda han corrido con mejor suerte histórica. El movimiento sinarquista fue visto muchas veces como un grupo neonazi de ultraderecha a la manera de Franco.
En nuestra cultura jacobina no se le perdona que haya estado presente en el acto donde se le colocó una tela negra al busto de Juárez en su hemiciclo; de hecho no pocos afirman que él lo hizo en persona, pero él ya era un hombre mayor para treparse a lo alto del monumento en la época de ese agravio. (Su viuda, a quien conocí en una posada de Editorial Planeta, me contó que no dudaba de que en efecto hubiera dado él la orden).
Su educación era muy peculiar y abarcaba diversos países: estudió en el Loyola College de Montreal, Canadá, en el Colegio Francés de San Borja y también en el Instituto de Ciencias y Letras de México. Esa aura multinacionalista fue importante por toda la vida de Bernal y su carrera diplomática fue extensa: trabajó en Honduras, Colombia, Perú, Venezuela, Cuba, las Filipinas, Japón, y Suiza. Escribió la mayoría de sus obras durante su servicio exterior.
Como dato curioso, varios países donde fue diplomático en su momento tenían dictaduras de derecha. Parece ser que el gobierno mexicano mandaba personajes como él, fascistas y autoritarios, a esos gobiernos criminales para que enlazarán mejor con sus dictadores y le fueran más útiles en su desempeño.
También fue reportero en la Segunda Guerra Mundial y murió en Berna, Suiza en 1972.
¿Cuáles serían las principales aportaciones de Rafael Bernal a la novela negra?
Su mejor aportación es haber hecho una buena novela y excelentemente bien narrada. Eso no es poca cosa. Eligió una trama acorde con el ambiente global de la guerra fría. Un gringo, un ruso o un mongol pueden leer esa novela, entenderla y disfrutarla. Y su sencillez aparente es desarmante: parece uno de esos chistes donde participan un gringo, un chino, un ruso y un mexicano.
Hay mucho de fondo y de trasfondo en ese libro. Ahora que cayó el muro de Berlín y han salido a la luz los archivos de la G.P.U., la NKVD y la KGB, hemos descubierto que México no fue un espectador inocente de la Guerra Fría y que en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez los espías soviéticos tenían su paraíso en América.
¿Nos quedamos sólo con El Complot Mongol o nos dice algo más alguno de sus otros libros?
Yo me quedo con Gente de mar. Libro de piratas en donde maneja un tema que casi no abordan los libros o películas de navegación: la importancia de tener un excelente navegante. Vemos a un grupo de piratas en una isla con un barco averiado y que no tienen posibilidad de llegar a puerto seguro porque no tienen navegante. En el mar, una diferencia de segundos puede llevar tu barco a un punto donde no pase ninguna ruta de navegación y ni siquiera ir a una isla desierta.
Esa conciencia de inmensidad e invulnerabilidad no la tenían Salgari, Julio Verne y muchos otros narradores que tocaban el tema del mar. Rafael Bernal conocía el mundo.
Era un hombre de mundo y era un producto de su época. Hay que entenderlo como lo hicimos con Borges, Tablada, Cioran y muchos otros que por ahí aun andan.