Aunque Sergio Ramírez se remite a una historia bíblica al dar cuenta de la vida de Sara, la esposa del patriarca Abraham, en realidad la apuesta con su nueva novela es explorar problemáticas de la realidad actual, como es el exilio, la trata de blancas, la insubordinación de la mujer, la relación de pareja, el amor y la risa.

El escritor nicaragüense aseguró que Sara (Alfaguara) es una novela surgida de los silencios que hay en los textos bíblicos sobre la esposa de Abraham, pero también de su interés de traerla a la realidad actual porque al final en esta novela hay una pareja enfrentando el exilio y lo que le ocurre a alguien que oye una voz interna que le ordena partir.

“El exilio suele ser en condiciones más duras porque es la tierra desconocida, la tierra hostil, es no saber cómo se va a reconstruir una vida y esto es muy contemporáneo, nosotros vivimos viendo estos constantes exilios de la gente que va de Centroamérica a Estados Unidos en busca de la tierra prometida, esta mítica moderna es la Tierra Prometida”, señaló Ramírez.

El autor de Margarita, está linda la mar, Sombras nada más y La fugitiva, aseguró que en Sara está la mención de la trata de blancas, siendo prisionera sexual en una historia aparentemente pasada, donde hay faraones.

“Cambiemos el faraón por los reyes del narcotráfico, por los reyes de los carteles que hacen lo que quieren con las mujeres: desde dominar los concursos de belleza, elegir a las misses hasta a las mujeres más humildes llevarlas de un lado a otro con la trata de blancas, todas estas mujeres que van desde Centraomerica hasta Tapachula en este viaje por territorios dominados por los Zetas, es la transposición de la mujer de su lugar de origen al lugar donde va a ser prostituida y entregada (por la fuerza de las necesidades en algunos casos, por la fuerza bruta en otros) a los brazos de alguien”, afirmó el narrador y político nicaraguense.

Sergio Ramírez, quien el año pasado se hizo acreedor al Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en Idioma Español, aseguró que se enamoró del personaje de Sara por los silencios de que está rodeada. “Cuando uno lee el texto bíblico se encuentra que su participación es muy breve, se da por sentado que Sara no es crítica de su propia situación y acepta las cosas como le vienen, como si fuera una mujer que no tiene iniciativa y se le alaba por su pasividad que se transforma en obediencia; siempre se dice: ‘Obediente como Sara’; poniendo esto como una gran virtud por ser obediente, no cuestionar las ordenes y ser fiel a lo que el marido decide”.

Sin embargo, al leer con cuidado el texto, Sergio Ramírez se dio cuenta que no es tan simple esa idea acerca de Sara porque en determinado momento ella toma iniciativas, como cuando decide que Agar, su esclava, se meta a la cama para que su marido tenga descendencia; y luego cuando Agar se embaraza y se vuelve arrogante y vanidosa la corre; decisiones que Ramírez definió como ejemplos del desafío del poder doméstico.

“Nos vamos encontrando con una mujer que está hecha de capas contradictorias, como cualquier ser humano y que si ella es capaz de tomar estas iniciativas seguramente es capaz de tomar otras, no se pudo quedar pasiva cuando al fin, tras muchas dificultades, logra tener un hijo y lo van a sacrificar, y ella no pudo haberse quedado callada. Es cuando yo como novelista llego a iluminar esa situación, ¿qué hizo Sara?,¿se quedó en casa tranquilla mientras su marido se llevó al hijo a sacrificarlo?”.

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