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El pintor surrealista español Salvador Dalí será exhumado y su cuerpo sometido a un estudio de ADN para aclarar si es padre de una mujer nacida en 1956.

Una juez de Madrid dictaminó ayer que, para resolver la demanda de paternidad presentada por la española Pilar Abel Martínez, no queda otro remedio que desenterrar los restos del artista, fallecido el 23 de enero de 1989 y enterrado en su casa-museo de Figueres (Cataluña).

La juez ha argumentado que “es necesaria la prueba biológica de investigación” al encontrar que existen indicios de una posible filiación entre Dalí y Pilar Abel, pero no se dispone de “restos biológicos ni objetos personales sobre los cuales practicar la prueba”.

Sin embargo, la Fundación Gala-Salvador Dalí informa que está preparando un recurso para oponerse a la práctica de la exhumación.

A través de un breve comunicado asegura que el recurso será presentado en los próximos días. “Nuestro equipo jurídico interno junto con el despacho Roca Junyent, S. L. P. trabajan en este recurso en coordinación con el Abogado del Estado”, indica la fundación que, adelantó, no se concederán entrevistas al respecto..

La decisión de la juez obliga al juzgado de Figueres a enviar un médico forense a la tumba del pintor para que acceda a sus restos, extraiga de ellos una muestra de material genético y la remita al Instituto de Toxicología.

Controvertido personaje. Pilar Abel, quien asegura ser hija de Salvador Dalí, nació en la misma localidad de Figueres y es un personaje controvertido. Trabajó ocho años como pitonisa leyendo las cartas en un programa de televisión local, y en 2005 demandó por 600 mil euros a un conocido escritor español, Javier Cercas, acusándolo de haberla insultado, parodiándola como un personaje de una de sus novelas, Soldados de Salamina. En ese caso, los juzgados dieron la razón a Cercas, determinando que ni siquiera conocía personalmente a Abel.

Dos años después de esta batalla judicial, Pilar Abel planteó en 2007 la demanda exigiendo que se la reconozca como hija de Dalí. De acuerdo con Abel, su madre le contó que había mantenido una relación clandestina con el pintor mientras trabajaba como empleada doméstica de una familia que veraneaba en la misma localidad que el pintor. Ya embarazada, la madre contrajo matrimonio con otro hombre y nació Pilar. En esa época, el pintor estaba casado con su musa, Gala Dalí, con la que no tuvo descendencia.

La demandante asegura que su madre solía repetir delante de amigos que ella era hija de Dalí.

Según su relato, la primera vez que oyó la historia fue de boca de su abuela paterna. “Sé que no eres hija de mi hijo, que lo eres de un gran pintor, pero te quiero igual”, dice que le repitió varias veces, insistiendo en que era “rara como su padre”, en referencia a las múltiples excentricidades del surrealista.

Pilar asegura que se cruzó varias veces con Dalí en Figueres, pero jamás se atrevió a dirigirse a él.

El cadáver del artista, enterrado en la casa-museo del pintor (una de las atracciones culturales más populares de España, con 1.3 millones de visitantes el año pasado) no será desenterrado de inmediato.

La Fundación Gala Dalí, que gestiona la herencia y la obra del pintor, presentará un recurso. Sin embargo el abogado de la demandante asegura que la exhumación “podría tener lugar el próximo julio”.

El asunto debe estar resuelto antes de que comience el juicio de paternidad, previsto para el próximo lunes 18 de septiembre.

Si Abel fuera reconocida como hija de Salvador Dalí, comenzaría una nueva ola de demandas en las que podría exigir llevar su apellido y recibir parte de las ganancias económicas asociadas a la explotación de los derechos de autor de su obra.

En una entrevista con el diario La Vanguardia, cuando empezó el último juicio, la mujer se defendió de las acusaciones de intentar lucrarse: “¿Dinero? Quiero saber quién soy. Si fuese por dinero hubiese cobrado por dar entrevistas. Ha sido una lucha de mucho tiempo. El ADN dirá la verdad”, dijo.

El caso estuvo 10 años pasando de un abogado a otro hasta que lo asumió Francesc Bueno, un letrado que defendió también el caso de un camarero catalán que aseguraba que el rey Juan Carlos era su padre.

Durante el proceso, muchas de las soluciones alternativas a la exhumación del cadáver se han vuelto imposibles. La madre de Abel continúa viva pero tiene problemas mentales.

La Fundación Gala Dalí también propuso que se practicase una prueba genética a una hermana de la demandante para saber si sus ADN eran idénticos y, por tanto, compartían padre. Sin embargo, esta hermana falleció hace unos meses y sus restos fueron incinerados.

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