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aaron.barrera@eluniversal.com.mx
“Del México auténtico he tenido el valor de mostrar algo que ya no existe. Es un México en gran parte desaparecido, de allí que esas imágenes tengan una gran fuerza y verdad”, es una frase con la que el fotógrafo colombiano Leo Matiz (1917-1988) refería su labor desde la cámara.
La cita es parte de la exposición Leo Matiz: El muralista de la lente, que presentará a partir del 14 de junio en el Antiguo Colegio de San Ildefonso la cercana relación que tuvo con el muralismo mexicano, en especial con José Clemente Orozco.
Matiz fue además un dibujante, pintor, caricaturista y galerista que se enamoró del México retratado en la película Allá en el rancho grande (1936), por lo que parte importante de su carrera la vivió en México, donde encontró afinidad con la escena artística y cultural posrevolucionaria, explicó durante el recorrido para prensa Ery Camara, coordinador de exposiciones del Antiguo Colegio de San Ildefonso y curador de la muestra, realizada en colaboración con la Fundación Leo Matiz.
La muestra, conformada por 81 piezas, plasma detalles arquitectónicos, paisajísticos y rurales en los que la luz juega para formar contrastes de naturaleza casi escultórica. Retrata también la intimidad de personajes como María Félix, Agustín Lara y Joaquín Pardavé. Sin embargo presenta la relación todavía más cercana de Matiz con Diego Rivera, Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros y, en especial, con Orozco.
“Muchas veces no entendemos que el muralismo se nutre de otros géneros. Se inspiró en la literatura, la música, la cultura popular y la fotografía. Se leen los murales por el tema, técnica o estilo, pero no se deconstruye la composición para ver la aportación de la foto o del lenguaje plástico. Esta exposición ayuda a entender que el muralismo se enriquece de otros lenguajes para reforzar el suyo”, refirió Camara.
La exposición presenta, hasta el 17 de septiembre, gran parte de su estadía en México (1941–1947) y se encuentra dividida en cinco núcleos temáticos que comprenden el inicio de su pasión por la fotografía, su íntima afinidad con la escena intelectual y artística, su aproximación fotográfica a la vida cotidiana, así como su relación con Orozco.
“La relación más fuerte que tuvo mi papá fue con el maestro Clemente Orozco, a quien consideró como su padre. Mi abuelo no tenía una mano y el maestro Orozco tampoco; mi papá era caricaturista y Orozco también; eso los unió, lo quiso mucho, tanto que cuando se tuvo que ir del país dijo que dejaba a un gran amigo”, explicó Alejandra Matiz, hija del fotógrafo y presidenta de la Fundación Leo Matiz.
Hay además caricaturas y recortes de periódico que aluden a la mutua admiración entre Orozco y Matiz. Entre otras actividades, está planeada la proyección de películas de la época.
“Su aproximación era franca y espontánea, sin prejuicios hacia los sujetos de su composición. Buscaba esencialmente lo humano por medio del arte de la luz natural y los contrapicados, elementos que aprendió de la época de oro del cine mexicano”, indicó Miguel Ángel Flórez Góngora, biógrafo de Matiz y gestor cultural de la fundación.
La muestra formará parte de las actividades para celebrar el centenario del nacimiento de Matiz y se realiza en conjunto con otra exhibición que se inaugurará el 27 de julio en el Museo del Palacio de Bellas Artes.