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Las cuatro estancias del Vaticano que Rafael decoró en el siglo XVI tienen desde hoy una nueva iluminación led que da a sus impresionantes frescos, entre ellos "La Escuela de Atenas", una luz más natural y mucho menos agresiva.
La directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta, inauguró esta nueva instalación compuesta de 2 mil 400 bombillas led, 600 por cada sala, y que, en su opinión, "añade valor" a la restauración llevada a cabo en estos aposentos en los últimos años.
El proyecto ha sido desarrollado por la compañía alemana Osram, la misma que modificó la iluminación de la plaza de San Pedro y de la Capilla Sixtina.
El director ejecutivo del proyecto, Carlo María Bogani, explicó que el objetivo del mismo era otorgar "una iluminación única a unas pinturas únicas" en el mundo.
Destacó que el led permite apreciar de una manera "más natural" los frescos, evita que la luz pueda comprometer su estado de conservación y supone un ahorro energético del 70% en comparación con las bombillas convencionales que se usaban anteriormente.
Además ofrece "importantes resultados" en lo que a uniformidad de la iluminación se refiere y resalta y respeta los colores originales de los frescos, señaló Bogani.
El director de los Servicios Técnicos de la Gobernación vaticana, Rafael García de la Serrana, explicó que con esta nueva luz "se mejora muchísimo la valoración de las obras de Rafael" y "garantiza" la conservación de los pigmentos empleados hace 500 años.
García de la Serrana apuntó que "uno de los mayores éxitos de esta tecnología" es que "parece que no hay luz y sin embargo se ve muy bien".
Las estancias de Rafael, cuatro en total, se sitúan en la segunda planta del Palacio Apostólico y fueron decoradas entre 1508 y 1524 por el genio renacentista y sus discípulos: la Sala de la Signatura, la de Heliodoro, la del Incendio del Borgo y la de Constantino.
Originariamente fueron usadas como apartamento por el papa Julio II, de la familia Rovere, que no quiso vivir en las estancias donde habitó su predecesor, Alejandro VI Borgia y decidió habilitar este ala del palacio, construida durante el siglo XV.
Quizá la sala más emblemática sea la de la Signatura, la primera en ser decorada por Rafael, entre 1508 y 1511, y en cuyos muros pueden apreciarse una de sus obras maestras, "La Escuela de Atenas", con Platón y Aristóteles en el centro como punto cardinal del resto de pensadores de la Antigüedad.
El exdirector de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, destacó que este es "un lugar máximo" en la historia del arte que sirvió durante años como biblioteca papal, por lo que los propios frescos indicaban la temática de los libros colocados en los estantes.
Bajo "La Escuela de Atenas" estaban los volúmenes sobre filosofía y, frente a esa pared, ante los frescos que muestran la eucaristía, los libros sobre Teología.
En otro de los muros de la Sala de la Signatura se hace alusión al Derecho Canónico y Civil, por lo que en esa zona el papa albergaba libros de esa temática, mientras que en la cuarta pared estaban los de poesía, bajo una representación de Apolo y las musas en el Parnaso.
La Sala de Constantino, dedicada a los recibimientos oficiales, recuerda la conversión del emperador que hizo del Cristianismo religión oficial y la Sala de Heliodoro, para las audiencias del Sumo Pontífice, que recuerda las amenazas que la Iglesia sufrió en su historia.
Por último, en la "Estancia del Incendio del Borgo" Rafael ilustró la idea del poder de León X, sucesor de Julio II, con frescos sobre la coronación de Carlo Magno o la batalla de Ostia del 849, con triunfo de la armada papal frente a los sarracenos.
nrv