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Las ciudades en la frontera de México y Estados Unidos suelen ser estereotipadas como enclaves para bebedores, fábricas humeantes, artesanías baratas y largas filas de camiones de carga. También son conocidas por sus tacos y por su amplia oferta de entretenimiento para adultos.
Los sitios culturales, especialmente del lado mexicano, no suelen recibir mucha atención. Pero tras una caminata de 20 minutos desde el cruce fronterizo de Stanton Street en El Paso, Texas, los visitantes de Ciudad Juárez pueden disfrutar de una experiencia diferente y entender mejor un momento en la historia que cambió radicalmente a México y Estados Unidos. Esta ruta evita los barrios peligrosos de la ciudad afectada por la violencia del narcotráfico.
El Museo de la Revolución en la Frontera cuenta la historia de la Revolución mexicana y los efectos que repercuten en la actualidad. La lucha armada que duró de 1910 a 1920 transformó a la sociedad mexicana y desató una migración masiva de mexicanos a Estados Unidos que cambió la población de las ciudades en el suroeste estadounidense.
En el conflicto surgieron las figuras de Pancho Villa y Emiliano Zapata como héroes de los pobres, pero también movimientos de arte, literatura, periodismo y fotografía, así como nociones radicales de una reforma agraria que se expandió por Latinoamérica.
Para aquellos con un conocimiento básico de la Revolución mexicana, el museo brinda una guía sobre el dictador prerrevolucionario Porfirio Díaz y los movimientos intelectuales que se oponían a su mandato. Las salas abordan El Plan de San Luis — un llamado para retirar a Díaz y el restablecimiento de la democracia — y a los autores que hablaban contra lo que describían como un gobierno colonial a expensas de los pobres.
En esa época la prensa estadounidense comentaba la revuelta cada vez mayor en el sur de la frontera, y el museo explica de una manera muy clara cómo la élite y los líderes políticos de clase media unieron sus esfuerzos para remover a Díaz. Por medio de fotografías, documentos originales y ropa, el museo aborda la breve presidencia de Francisco I. Madero, quien fue derrocado y asesinado por órdenes del general Victoriano Huerta.
La oposición a Huerta llevó a más violencia cuando Villa en el norte y Zapata en el sur tomaron las armas para luchar por sus causas en México.
El museo muestra cómo el intento por censurar a la prensa llevó a un florecimiento en el periodismo. Los reporteros cubrían la violencia y la convulsión política del momento. También llevó a que fotoperiodistas como el británico Jimmy Hare fueran a México para experimentar con la más avanzada tecnología de la época para capturar escenas de guerra. Algunas de esas imágenes terminaron como postales populares en Estados Unidos.
En medio de todo el caos también surgió música muy buena, corridos que retrataban el sufrimiento y las separaciones causadas por la guerra, así como arte, pues la revolución inspiró a Diego Rivera y a toda una generación de pintores.
Las muestras, en su mayoría en español con breves traducciones al inglés, les dan a los visitantes suficientes elementos visuales que en muchos casos son claros. Por ejemplo, los asesinatos de Villa y Zapata son explicados a partir de fotografías de los dolientes.
De entre los mexicanos que cruzaron la frontera han surgido figuras prominentes como la gobernadora de Nuevo México Susana Martínez, la única gobernadora latina de Estados Unidos. Su familia desciende de Toribio Ortega, un general bajo el mando de Pancho Villa, dijo el hermano de la gobernadora a El Paso Times en el 2010.
En la frontera también es común encontrar restaurantes con fotografías en blanco y negro de la guerra, y algunos comercios dicen que sus dueños originales aparecen en ellas.
Más allá de los mitos y leyendas, el Museo de la Revolución en la Frontera proporciona las bases para aprender sobre un capítulo turbulento de la historia que impuso a la fuerza sueños de un mundo igualitario al sur de la frontera.
Para visitar
El Museo de la Revolución en la Frontera queda ubicado en la Avenida 16 de Septiembre esquina Avenida Juárez, Ciudad Juárez. Abre de 9 a.m. a 5 p.m. y los lunes está cerrado. La entrada es libre.
Para llegar: Una caminata de 20 minutos, o un viaje en auto de 5, desde el cruce fronterizo de Stanton Street en El Paso, Texas.
sc