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Cuando Pablo Picasso murió en 1973, dejó una parte de sus bienes a su nieta, Marina Picasso. Incluida en su herencia estaba La Californie, una enorme casa de campo blanca en el sur de Francia, junto con millones de dólares en obras de arte.
Marina ha comenzado a vender parte de esas obras de arte, principalmente en la subasta Picasso in Private, que obtuvo un total de 12 millones de libras (15.4 millones de dólares) en febrero de 2016 en Sotheby’s de Londres.
El 18 de mayo, Picasso sacará a subasta otras 111 obras de su abuelo en Sotheby’s de Nueva York, en una venta que, según se prevé, rendirá de 3.3 millones a 4.7 millones de dólares.
La subasta comprende 64 obras en papel y 47 objetos de cerámica que representan personas o animales. Las estimaciones sobre la venta oscilan entre 5 mil y 120 mil dólares.
Para cualquiera que tenga un mínimo conocimiento del multimillonario mercado de Picasso -una de sus pinturas hace poco se vendió por 179 millones de dólares- esas estimaciones podrían parecer casi absurdamente bajas, especialmente si se considera que vienen directamente del propio estudio del artista. Sin embargo, según Scott Niichel, codirector de ventas diarias de arte impresionista y moderno de Sotheby’s, la casa de subastas tiene sus razones.
¿Por qué tan baratas?
La primera es que muchas de esas obras de arte son estudios o experimentos y por lo tanto no tienen una estética que de inmediato remita a Picasso. "En algunos casos, si uno no está muy informado sobre la trayectoria de su carrera, no podrá reconocer de inmediato estas obras como Picassos", dijo Niichel, señalando que otras obras son "bastante emblemáticas".
Pero los lotes no emblemáticos podrían disuadir a algunos coleccionistas. Tomemos, por ejemplo, una acuarela de 1914 de un pez que, según Niichel, es una de sus obras favoritas. Su estimación va de 5 mil a 7 mil, o aproximadamente el precio de un vuelo en clase business de Nueva York a Londres. Pintada en el apogeo del período cubista de Picasso, "es una representación bastante realista", dijo. "Obras como ésta son una aberración respecto de aquello por lo que Picasso es más conocido".
Otro obstáculo importante es que, aunque la mayoría de las obras están fechadas, muchas no llevan la preciosa firma de Picasso, algo que Niichel reconoció que podría deprimir los precios de las obras. Del mismo modo, "en muchos de los casos de las obras en papel, las fechas están en el dorso de las hojas y no en el frente y el centro", señaló, otro posible factor de disuasión para los coleccionistas que gastan mucho.
Finalmente, está la misma Sotheby’s: "Por supuesto, nos gusta fijar para nuestras ventas estimaciones que sean accesibles", dijo Niichel. "No queremos perjudicarnos a nosotros mismos." En otras palabras, si la casa de subastas fijara un precio más alto a los lotes, la gente podría dejar de ir a la venta; con estimaciones bajas, los coleccionistas podrían asistir a la venta (y pujar por los objetos) si creen que obtendrán una ganga.
"Esta es una venta donde hay algo para casi cualquier persona que tenga interés en Picasso", dijo Niichel. "Y sí, por supuesto, hay obras que podrían venderse muy, muy bien e ir a manos de coleccionistas de larga data. Pero también hay oportunidades para los coleccionistas que son nuevos en el mercado".
sc