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El Guernica, de Picasso, el tesoro del Museo Reina Sofía, se trasladó desde 1937 a 1992 casi 50 veces; es un mural frágil, con algunas “fisuras” y “zonas de desprendimiento” pero “no se restaurará”, dijo ayer Manuel Borja-Villel, director del museo.
Durante la presentación de la muestra Piedad y terror en Picasso, que se inaugura hoy, Borja-Villel señaló que en ningún caso se va a restaurar el Guernica. “Solo estamos estudiando la posibilidad retirar el barniz que se le puso cuando llegó al Museo Reina Sofía en 1992”, subrayó en la presentación de la exposición que conmemora los 80 años del cuadro que nació para formar parte del Pabellón Español en la Exposición Internacional de París, de 1937.
En la muestra, que estará abierta hasta el 4 de septiembre, se reúnen cerca de 150 obras maestras del artista del Museo Picasso, el Centro Georges Pompidou, la Tate Modern, el MoMA y el Metropolitan, entre otros museos.
La muestra narra el camino creativo y la “metamorfosis” que sufrió Picasso a finales de los años 20 y que le llevó a realizar en 1937 el Guernica por encargo del gobierno de la II República, un mural en blanco y negro que se ha convertido en uno de los gritos antibelicistas más famosos de la historia.
Una obra en la que Picasso (1881-1973) deja “su inicial optimismo” y donde refleja el terror del siglo XX, “con una realidad marcada por la guerra, el nazismo, la II Guerra Mundial, la Guerra Civil, el miedo y la muerte”.
El Reina Sofía se acerca así a un Picasso pre y post Guernica, “aterrado por la guerra” y atento al “sufrimiento” femenino.