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cultura@eluniversal.com.mx
Quizá muy pocos recuerden que las rutas por donde hoy se trafican drogas y personas, un día fueron los caminos de las batallas de Moctezuma y Hernán Cortés. La exposición Distopías, del artista plástico Gabriel Garcilazo (Cuernavaca, Morelos, 1980), transfigura piezas precolombinas para reflexionar sobre la violencia y la migración que azota al país.
En el Museo Universitario del Chopo, Garcilazo expone a través de archivos históricos un ejercicio de memoria y similitud entre los sucesos de la llegada de los españoles a América y la situación actual nacional.
La exposición, conformada por 34 láminas en dibujo sobre papel y carbón basadas en el Códice de Azcatitlan, recrea la historia del pueblo mexica en busca de la tierra prometida.
De acuerdo con el artista, ésta tiene una semejanza con los migrantes que abandona sus hogares en busca de mejores condiciones de vida.
“Desde 2015 empecé a revisar los códices. Mi interés es hablar del presente a través de la historia. Además de hacer énfasis en los temas de migración y violencia, es recalcar la pérdida de identidad que estamos sufriendo”, expresa Gabriel Garcilazo en entrevista para EL UNIVERSAL.
La obra está acompañada de una recreación del primer mapa de América realizado por el cartógrafo alemán Martín Waldseemüller, en 1507, pero con sustanciales actualizaciones, pues lo que fueron rutas de navegación, Garcilazo las pinta como rutas del tráfico de cocaína y personas que hoy circulan por América.
Bajo esa temática, el artista recupera una técnica tradicional de Cuentepec, Morelos; trabajó con artesanos de la localidad donde utilizan el barro cocido en hornos de leña para obtener cerámica de baja temperatura. Creó vasijas y las intervino con patrones decorativos de las tres principales formulas químicas que cruzan por México: cocaína, metanfetamina y efedrina.
“El arte nos hace entender nuestra relación con el entorno, nos muestra cómo las cosas se salen de un contexto habitual como la violencia y el narcotráfico. El arte nos hace reflexionar más allá de la cotidianidad que vivimos”, señala el artista.
Otro de las piezas que componen la muestra es una instalación de madera basada en las dos pirámides de Tenochtitlan. “Utilicé materiales recurrentes en la construcción informal, como llantas y cajas, ésto para crear una contraposición de esa gran arquitectura precolombina, en la que ahora, sus descendientes construyen sus casas, en los cinturones de miseria de las grandes urbes”, explica.
“Muchos de los herederos de esa cultura son indígenas que viven en el campo, van a las ciudades por un sueño y quedan atrapados en los cinturones de miseria. Con recursos limitados e improvisados hacen sus construcciones, su hogar”, finaliza.
Distopías se exhibe en la Galería Arnold Belkin del Museo Universitario del Chopo, hasta el 30 abril.