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A partir de su presentación como miembro fundador de El Colegio Nacional, en mayo de 1943, José Clemente Orozco organizó seis exposiciones para mostrar parte de su obra en el recinto. Ahora el Museo de Arte Carrillo Gil presenta Orozco y los Teules, muestra basada en una que el pintor jalisciense realizó ex profeso para dicha institución en 1947, en la que expone los sangrientos resultados que acompañaron a la conquista española.
La exposición reúne 43 de las 60 piezas originales, entre las que se encuentran pinturas realizadas en piroxilina a gran formato, bosquejos y acuarelas, los cuales proceden de diversas colecciones y del acervo que tiene el museo del artista ganador del Premio Nacional de Bellas Artes de México en 1946.
Dafne Cruz Porchini, curadora de la exhibición, explicó que la intención de Orozco era presentar una crónica visual de la conquista desde un punto de vista central y objetivo, sin dar la razón a hispanistas o indigenistas sobre aquel desencuentro trascendental: “Esta serie se basa en Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo, y a partir de ella Orozco busca no tomar partido de estos eventos, como él pensaba que lo hacía la academia en aquel entonces”, explica Cruz durante el recorrido inaugural.
A manera de evidencia pictórica las texturas sanguinolentas, las tonalidades ocre y las estructuras diagonales de las imágenes juegan con el drama cruento de aquellos instantes bélicos, lejos del carácter nacionalista con que era retratado el tema en la época. En relación a esta desmitificación, el título de la serie hace referencia al termino náhuatl teotl, que significa dioses y el cual recuerda a la concepción negativa que el pueblo mexica tenía de los españoles, al considerarlos deidades malvadas que traían consigo la caída de Tenochtitlan.
Cruz explica que esta muestra también nos presenta vetas no tan conocidas del pintor mexicano.
Piezas como “Indio vendado” nos acercan al interés de Orozco por jugar con temas geométricos en los últimos años de su carrera, además de acercarse a formas más abstractas de expresión en obras como “Desmembrado” o “Jinete español atacando”.
“La forma en que Orozco combina colores y empastes es magistral para mostrar el brutal enfrentamiento. Además, en piezas como La noche triste Orozco da cuenta de momentos en los que se fundieron dos culturas para dar lugar al mestizaje que tanto caracteriza a la nación mexicana”, menciona Cruz.
Orozco plasmó su interpretación de la conquista con multitudes de cadáveres y sugerentes extremidades humanas acompañadas de caballos que se mimetizan en la violencia de la guerra; sin embargo, también se preocupó por reflejar cierta cotidianidad originaria como la que existe en cultos indígenas, las practicas antropofágicas y la pintura corporal presente en algunos ritos.
La muestra, disponible hasta el 8 de julio, se acompaña de conversatorios sobre la obra de Orozco, el proceso de conquista y un taller de dibujo contemporáneo, así como un catálogo que incluye textos de la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, y la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, Lidia Camacho.
nrv