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El Instituto Cervantes de Nueva York exhibió durante un mes una selección de casi 30 piezas de artistas mexicanos e internacionales que, con talavera del estado de Puebla, desafiaron las fronteras entre arte y artesanía.
Titulada Reiventando la tradición, la muestra fue una selección de un proyecto concebido por el taller Uriarte Talavera para festejar el 150 aniversario de la Batalla de Puebla, en el centro de México, y el 200 aniversario de la fundación de este centro artesanal, el más antiguo de este tipo de cerámica.
El proyecto original, presentado en 2012 en el Museo Franz Mayer de la Ciudad de México, involucró a 33 artistas que crearon más de 300 obras, en lo que se considera la más grande producción en la historia de piezas artísticas realizadas con talavera.
“Hicimos una selección de artistas, pero fue difícil porque muchos de ellos no tenían experiencia con la talavera, que es un material muy complicado. Sin embargo, pensamos que no invitaríamos solo a ceramistas, sino a artistas de todas las disciplinas”, explicó Mariana Muñoz, representante de Uriarte.
En entrevista, Muñoz indicó que las obras fueron creadas por fotógrafos, diseñadores gráficos, ceramistas, escultores y pintores, que produjeron desde murales y fuentes, hasta esculturas y piezas utilitarias.
La única restricción fue apegarse lo más posible a la denominación de origen de la talavera, una mayólica o decoración cerámica en loza que tiene sus orígenes en el siglo VII y que llegó a Puebla en el siglo XVI, donde la técnica ha sido preservada prácticamente sin alteraciones.
“Uriarte Talavera ha sido muy innovadora al invitar artistas y al tratar de borrar esa barrera que existe entre la artesanía y la obra de arte”, expresó Muñoz.
En los talleres de esta empresa, que han permanecido abiertos en el centro de Puebla desde su fundación en 1824, han trabajado artistas como José Luis Cuevas o Raúl Anguiano.
En este proyecto participaron tanto artistas consagrados, como Pedro Friedeberg o Leonardo Nierman, como creadores emergentes. Los creadores son de Polonia, Rumania, Canadá y Japón, además de México.
“La idea era que la gente sintiera que la talavera no solo es la tetera o la sopera de la abuelita, o la vajilla heredada de la tatarabuela, sino que es posible crear piezas contemporáneas, desde objetos utilitarios hasta obras de arte de primer nivel”, destacó Muñoz.
Copatrocinada por el Instituto Cultural de México en Nueva York, la exhibición estuvo montada del 10 de febrero al 2 de marzo. Asimismo, hay planes de llevar una muestra de las obras a Francia y Canadá.
nrv