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ssierra@eluniversal.com.mx
Cerca de 20 mujeres, la mayoría mexicanas y entre las que se encuentra la diseñadora de modas Carla Fernández, llegarán hoy a Washington para integrar uno de los muchos contingentes que harán parte de la marcha de mujeres contra Donald Trump, “Women´s March On Washington”, programada para este sábado 21 de enero.
Con trajes concebidos por la propia diseñadora, las 18 mujeres marcharán unidas en una pequeña célula que han llamado “Moda en Resistencia”. Sus ponchos, mandiles y vestidos en color blanco exhibirán pintas donde recogen dos temas que les inquietan de manera particular: la discriminación contra los migrantes y la violencia contra la mujer característica del lenguaje de Trump.
De cara a la toma de posesión, varios artistas mexicanos —algunos en Estados Unidos y otros aquí— hacen o han hecho cuestionamientos con sus obras a las ideas del empresario y a sus respuestas xenófobas hacia México, entre otros “absurdos” planteamientos.
Eso ha hecho, incluso antes de la elección, el escultor Pedro Reyes, que presentó a finales de 2016 la pieza Doomocracy, en Brooklyn. Reyes asegura que “los artistas tenemos la labor de ser una especie de conciencia social porque somos una voz independiente y muchos que trabajan para empresas no tienen la libertad de expresar sus opiniones. Nos toca participar dando opiniones críticas a esas doctrinas neoliberales que están concentrando la riqueza en unas cuantas manos”.
Para este viernes, fecha de la toma de posesión, artistas, galeristas, curadores y críticos de arte al interior de Estados Unidos convocaron al #J20 Art Strike, que llama a un paro de trabajadores de la cultura, que invita a no abrir los espacios durante el día de la toma. Algunos de los que apoyan esta iniciativa son el escultor Richard Serra, las artistas Cindy Sherman, Barbara Kruger y la mexicana Julieta Aranda, entre una larga lista de creadores y escritores.
“Me parece que son tiempos bastante oscuros —comenta en entrevista telefónica Julieta Aranda—. Como trabajadores de la cultura nos corresponde pensar cuál es el efecto que uno puede tener; como productores de cultura nos toca registrar el momento, hacer un registro fiel y con opinión. No se puede poner uno a pintar florecitas; obviamente la producción de uno tiene que reflejar el momento”.
Migración y mujeres. “Mine is not for grabbing” es una de las frases que llevará en su vestido una de las mujeres que con Carla Fernández marcharán este sábado en la ciudad de Washington contra Donald Trump. Con esa frase, (que se traduce: “La mía no es para agarrarse”), el grupo alude a los comentarios sexistas de Trump (“Grab them by the pussy”).
Carla Fernández dice que siempre ha creído en la moda como un “elemento de protesta” y que la moda se puede utilizar para que una voz se escuche todavía más fuerte. “Decidimos ir varias amigas y compañeras, como Elena Fortes, Carolina Coppel, Pieranna Cavalchini, que es curadora del Isabella Stuart Garden... Somos muchas personas que nos pasamos la voz. Nos vamos a juntar con norteamericanas, con griegas y demás. Con “Moda en Resistencia” buscamos expresarnos porque estamos muy tristes por lo que está pasando en Estados Unidos y en el mundo, nos afecta a todos mundialmente, tenemos problemas también en nuestro país y en nuestra propia cultura; era importante para nosotras representar a aquellos que no pueden estar allá. Es un movimiento en el que México debe estar presente. Siento que en muchos países hay una organización mayor —como entre italianos, suecos, daneses—; en México nos organizamos mucho más tarde”.
Fernández explica que todas escogieron frases y que en el taller con artesanos mexicanos se trabajaron las prendas como pancartas. La que abrirá el grupo es una manta larga que dice: “We are all mexicans today”.
“Agregué frases que hemos encontrando, algunas de Angela Davis. Nosotras nos unimos y vamos a la marcha porque sentimos que hay una injusticia a nivel mundial con todas las mujeres y por este tema terrible frente a México que siempre ha sido mucho mejor vecino de Estados Unidos que ellos, en todas las cuestiones. Los dos grandes temas en la marcha son la migración y la cuestión de género. Es lo que queremos manifestar. Somos un grupo de independientes y llevamos estas prendas que nos van a hacer un poco más visibles”.
Parar o no parar. La política ha sido uno de los temas de la obra de Julieta Aranda y, entre otras razones, por ello fue invitada a sumarse a acciones como la del #J20 Art Strike: “Personalmente no soy fan de los paros. No me parece que rehusarse a participar en las acciones diarias sea la solución correcta a las cosas, pero me involucré porque es muy importante que los trabajadores de la cultura estemos unidos en este momento. No va a ser la única acción que hagamos. Se trata de que en un día, en vez de abrir nuestras instituciones y prácticas, nos dediquemos a organizarnos para tener una voz en el tiempo que viene”.
La artista considera que la estrategia es diseñar espacios de refugio y protección dentro de la cultura o desde lo civil, como ciudadana: “Desde cualquier posición de visibilidad que tenga uno toca ser bastante vocal, no ser indiferente al momento, aprovechar las posiciones para expresar la opinión, la resistencia, las solidaridades. Es un momento bastante difícil como mexicana, yo radico la mitad del tiempo en Estados Unidos y es una situación brutal, muy hostil, pero hay gente para quien esas hostilidades son infinitamente más duras que para mí”.
En iniciativas como la de #J20 Art Strike, Aranda encuentra una importante respuesta de inmigrantes no latinos, más bien de Asia, y de EU.
Acerca de Trump, la artista dice: “Como persona me da miedo. Me parece muy inestable. La plataforma que está empleando para su campaña política apela a instintos muy bajos; sus ideas son cosas que son muchísimo más fácil sacarlas de la botella que volverlas a meter. La avalancha de racismo, machismo y xenofobia que se está desatando en Estados Unidos es algo que es mucho más fácil sacar a la luz que contener de vuelta. Me parece tristísimo y, por otro lado, de miedo, porque no es lo mismo que pasen estas cosas en un país que tiene menos impacto a que pasen en Estados Unidos. Lamentablemente es un país donde esas situaciones tienen eco mundial, no se quedan contenidas en las fronteras del país”.
Un avatar. En su obra Doomocracy, Pedro Reyes llevó en una escena a los espectadores a elegir entre los distintos candidatos que, finalmente, jugaron un partido de futbol donde la Tierra era el balón.
“La intención de Doomocracy , que era una casa de los sustos, era confrontar todas esas aberraciones de la vida política. Era una especie de profecía y se cumplió. El objetivo de la profecía, era decirte: ‘Cuidado con las decisiones que tomas porque te pueden llevar a la tiranía’. Muchos me han dicho que la pieza se les ha hecho más real después de las elecciones, que de repente despertaron y estaban en esa casa de los sustos. Así se siente el mundo a partir de la elección de Trump”.
Reyes, quien es esposo de Carla Fernández, llama a recordar la tradición mexicana donde el arte, sobre todo en el siglo XX, tuvo un compromiso contra el fascismo, el capitalismo, la corrupción, la tiranía. “Ahí estuvo por ejemplo Diego Rivera, que convenció a Lázaro Cárdenas para que le diera asilo a Trotsky y eso significó pelearse con las dos potencias más grandes, EU y la ex Unión Soviética. Esas acciones y otras no tan recordadas son gestos de que la cultura siempre ha tenido un compromiso político”.
Y respecto a Trump, Reyes no cree que él sea el verdadero rostro del problema: “Lo que estamos viendo en México y EU es una política del pillaje, llevaban muchos años de pegarle y pegarle a la piñata y ahora sí se están atascando de dulces”.
Considera que Trump es una especie de avatar controlado por otros intereses: “La oligarquía aprovechó a Trump para acelerar los procesos de privatización del planeta; Trump es la cara que vemos, detrás están intereses de una oligarquía cada vez más poderosa, que traerá consecuencias catastróficas para todos”.