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Diego Rivera nació el 8 de diciembre de 1886, es decir, hace exactamente 130 años. El artista mexicano, originario de Guanajuato, es conocido a nivel mundial por conformar la tríada de muralistas nacionales, completada por José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
Además de sus imponentes murales, que se encuentran en espacios como el Palacio de Bellas Artes o la Secretaría de Educación Pública, Rivera trabajó obras de pequeño formato, retratos y murales sobre piedra. Te presentamos algunas de sus obras. ¿Cuáles otras conoces?
El hombre en el cruce de caminos
El trabajo original fue un encargo del multimillonario estadounidense John D. Rockefeller Jr. que luego mandó a destruir por tener el retrato del líder comunista Vladimir Lenin. Sin embargo, Rivera retomó muchos de los motivos de aquella obra para lograr un mural en el Palacio de Bellas Artes en 1934. La figura central de esta pieza es el obrero. De acuerdo a la página del Museo del Palacio "es un mural de alto contenido político" donde el artista contrapone la ideología capitalista con la comunista.
Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central
Otro de sus trabajos de gran formato más conocidos lo realizó en 1947 como solicitud del arquitecto Carlos Obregón Santacilia, para decorar el restaurante del Hotel del Prado. Pero fue dañado por el temblor de 1985 y trasladado en 1987 al Museo Mural Diego Rivera, creado precisamente para albergar esta obra, cuya figura central es La Catrina, personaje ideado por el grabador José Guadalupe Posada, que también aparece aquí.
Sus murales en la SEP
Diego Rivera trabajó desde 1922 en el edificio que ocupa la Secretaría de Educación Pública. De acuerdo a la distribución del recinto, pintó los Patios Principal y de Juárez del edificio central. Las escenas que representó van de la Pasión de Cristo -pues el artista consideraba que su mensaje sería mejor asimilado por el pueblo, en razón a su religiosidad- hasta personajes como Cuautémoc o Emiliano Zapata. Destacan los murales El arsenal, donde aparece Frida Kahlo, y Los sabios.
El niño del taco, 1932
Es uno de las imágenes que Rivera rescató de sus murales y trabajó para pequeño formato con la técnica de litografía. En él aparece un niño degustando un taco, alimento típicamente mexicano mientras a sus pies un perro xoloitzcuintle espera ser convidado del manjar. La figura de esta raza de perro, cuyos orígenes se remontan a la época prehispánica, es constante en su trabajo.
Mural sobre piedras en Acapulco
Diego Rivera no sólo plasmó su obra en paredes. Este mural es un buen ejemplo. Se encuentra en una casa que perteneció a su amiga, la coleccionista Dolores Olmedo, que también lo apoyó como mecenas para difundir y dimensionar la importancia de su arte. En esta pieza se pueden ver influencias claramente prehispánicas así como la presencia del xoloitzcuintle, especie preferida también por Olmedo.
sc