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Una serie de excavaciones, realizadas en los últimos años con el apoyo de especialistas y jóvenes estudiantes mexicanos, permitieron a arqueólogos confirmar que María Magdalena no sólo fue una cercana colaboradora de Jesús, también fue una mujer acaudalada.
“María Magdalena fue una mujer adulta de edad avanzada, una viuda rica, que servía a Jesús como su confidente y amiga”, aseguró Tina Wray, académica experta en Biblia de la Universidad Salve Regina en Estados Unidos.
Estas conclusiones salieron a la luz gracias a una serie de intervenciones arqueológicas realizadas en las ruinas de Magdala, un predio de ocho hectáreas ubicado al noroeste del Lago de Tiberiades, en Galilea, y donde transcurrió buena parte de la vida pública de Jesús.
Hasta el año 2009 esa zona albergaba hoteles descuidados y terrenos abandonados, pero gracias a la instalación allí de un centro de espiritualidad se descubrió que el subsuelo custodiaba los vestigios de la aldea de dos mil años de antigüedad de la cual era originaria María Magdalena, personaje de los evangelios.
Las excavaciones realizadas en diversas etapas por más de mil 300 jóvenes, en su mayoría mexicanos, permitieron a los historiadores profundizar sobre los pobladores de Magdala, la ciudad más importante de Galilea hasta el año 19 de nuestra era, cuando fue fundada Tiberias.
“Usualmente cuando el nombre de una ciudad o pueblo es mencionado con el nombre de una mujer es para indicar su alto estatus económico”, sostuvo Wray refiriéndose a Magdala, habitada por una sociedad poderosa, adinerada y comerciante.
Estas características se encuentran avaladas por los hallazgos en la zona que incluyen instalaciones y accesorios de pesca, un antiguo puerto además de 15 piscinas para la salazón de pescado, plomos y pivotes.
En realidad, el nombre completo de la aldea era Magdala Tarichaea, que significa “La torre donde se sala el pescado” y expresa la fuente de la riqueza del lugar, sustentado por la industria pescadera.
La presencia de las mujeres en el entorno de Jesús quedó referido en el evangelio de Lucas, capítulo 8, cuando se habla de cómo recorría ciudades y aldeas “anunciando el reino de Dios” con los doce.
Allí se habla de María “que se llamaba Magdalena”, de la cual “habían salido siete demonios”; de Juana, mujer de Chuza -intendente de Herodes- y de Susana. Ellas “le servían con sus bienes”.
“Ahora ya no tenemos que asumir o suponer, porque ya tenemos evidencia real y tangible de que María Magdalena fue una mujer solvente”, añadió Tina Wray haciendo referencia al origen de la mujer, que pertenecía a un pueblo entonces próspero.
Recordó que ella fue testigo de dos eventos muy importantes en la vida de Jesús: su crucifixión y su resurrección. Eso –insistió- demuestra que fue una “discípula con valor y muy devota”.
Los datos surgidos del complejo arqueológico de Magdala fueron cotejados con fuentes históricas, resultados de estudios científicos realizados por la Universidad Anáhuac de México, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Autoridad de Antigüedades de Israel.
La figura de María Magdalena cobró mayor notoriedad en la Iglesia católica hace algunos meses gracias a un decreto del Papa Francisco con el cual ordenó que su fiesta litúrgica sea celebrada con el mismo nivel de importancia que la del resto de los discípulos.
nrv