Con la intención de generar sonrisas pero sobre todo conciencia, al caricaturista cubano Ángel Boligán le ha tocado retratar en sus viñetas la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE.UU, un triunfo inesperado que, dijo hoy, "destapó los demonios internos del pueblo americano".
El dibujante residente en México participó hoy en una conferencia sobre la promoción y la protección de los derechos de las minorías mediante el arte visual en la sede de la ONU en Ginebra, donde señaló que la elección de Trump "es una bomba para todos".
En su opinión, su victoria es una indicación de la diferencia entre lo que "se dice públicamente y lo que uno siente internamente", en referencia a los votantes de Trump.
Si todo lo que Trump dijo durante la campaña se cumple, agregó, será "un desastre", no solo para los países de la región, sino también para los propios estadounidenses.
Nacido en San Antonio de los Baños, en Cuba, Boligán ejerce de caricaturista en el diario mexicano EL UNIVERSAL y la revista del mismo país El Chamuco y, además, colabora con diversos medios internacionales como La Nación de Argentina y Le Monde de Francia.
Dueño de una amplia obra que abarca campos como el humor gráfico, la caricatura, la ilustración y la historieta, Boligán ha obtenido más de 130 premios y menciones internacionales.
Con muchas obras y con personajes realizados con trazo muy fino, sus dibujos rozan lo siniestro y se adentran en todo tipo de temáticas, aunque la actualidad política tiene un lugar preeminente.
"Soy un artista social más que político", confesó el autor que, al mismo tiempo, reconoció que "la mayoría de los problemas sociales se derivan de la política" pero que su obra se enfoca más a la sociedad.
Por eso, su columna en EL UNIVERSAL tiene como título "Espejo de tinta", porqué es un espacio en el que intenta que "todo el mundo se vea reflejado" y "generar una sonrisa, pero sobre todo conciencia".
Precisamente, su trabajo en defensa de los derechos de las minorías religiosas y étnicas le ha llevado al Palacio de las Naciones Unidas de Ginebra, en donde se exponen cuatro de sus trabajos enmarcados en el proyecto "Dibujantes para la paz".
"Nosotros, los caricaturistas, también somos minoría", bromeó Boligán, "pero no estamos perseguidos sino que tenemos el gran poder de publicar en los medios de comunicación".
El blanco y el negro predomina en sus creaciones que, puntualmente, muestran también otros colores para dar intensidad al mensaje que el autor quiere transmitir y conseguir, así, un "equilibrio" entre contenido y forma.
La obra del autor cubano busca la universalidad en los temas elegidos -globalización, consumismo y nuevas tecnologías, entre otros elementos- un intento de comunicación superando las barreras y fronteras de las lenguas, según dijo.
"La globalización nos tiene a todos metidos en el mismo costal y los problemas que suceden en México son los mismo que en Japón o España. Mis dibujos no traen texto para evadir las fronteras y eso define mi estilo", detalló.
Después de 24 años en México, Boligán aún se considera cubano y asegura que "las raíces nunca mueren".
Mantiene los vínculos con su país de origen en el que, según cuenta, le es "difícil" trabajar por las limitaciones de internet.
"En Cuba, no hay acceso público al internet que además es muy caro y los salarios cubanos no dan para tanto. En mi caso es muy complicado trabajar desde mi país", explicó.
nrv